¿Piensas que lo sabes todo sobre tu suelo pélvico?

Es importante cuidar la salud de esta zona muchas veces olvidada, pues influye en muchos aspectos relacionados con nuestro bienestar físico

Por Pilar Hernán

Cuidar la salud de nuestro suelo pélvico debería ser una labor ineludible. Y, sin embargo es, en muchas ocasiones, el gran olvidado. No le prestamos la importancia que requiere, sobre todo si tenemos en cuenta cómo puede llegar a influir en diferentes aspectos de la salud y el bienestar de las mujeres. Seguro que hay cosas que no sabes sobre tu suelo pélvico y, por eso, te las resumimos a continuación.

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  • Hay mujeres que acaban normalizándolo, que lo asumen como una consecuencia normal del paso del tiempo. Pero no, los expertos insisten en que no es normal tener pérdidas de orina al reír, toser, al hacer ejercicio, durante la menopausia, el embarazo o en el postparto. Y la mayoría de las veces, estos problemas están relacionados con un suelo pélvico disfuncional.  “A pesar de no ser normal, es mucho más frecuente de lo que pensamos: el 40% de las españolas tiene pérdidas de orina; 1 de cada 3 en el caso de mujeres a partir de los 50 años”, afirma María Pérez, fisioterapeuta experta en suelo pélvico, salud femenina y ejercicio terapéutico, creadora de La Pelvis Revolution y colaboradora de INTIMINA.
  • Un suelo pélvico disfuncional también puede ser el causante del estreñimiento. Tienes que tener en cuenta que si esta musculatura está débil puede interferir a la hora de evacuar obligándonos a empujar en el baño, lo que no debería pasar. Esta debilidad también está relacionada con los prolapsos vaginales, cuando vejiga, útero o recto caen a través de la vagina, o hernias anales, que suceden cuando el recto se sale a través del ano, lo que se puede evitar o corregir cambiando la forma de empujar en el baño y con un buen plan de ejercicios para tu suelo pélvico. Mientras, nos explican que por el contrario, si la musculatura está muy tensa, puede interferir en la relajación de los esfínteres y ser la causante de problemas como las fisuras anales o las hemorroides.

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  • Incontinencia de heces o gases. También puede ocurrir precisamente el caso contrario: hay algunas mujeres que pueden tener problemas para retener los gases y las heces debido a un suelo pélvico debilitado. No es un problema tan habitual como el de la orina, pero, sin duda, quien lo padece, ve limitada su calidad de vida. Eso sí, por suerte en la mayoría de los casos tiene solución y una valoración con una fisioterapeuta experta en suelo pélvico te ayudará.
  • Hay una gran relación entre el suelo pélvico y la sensibilidad de nuestros órganos sexuales. La intensidad de los orgasmos, la excitación, la lubricación vaginal y la erección del clítoris serán más potentes si tenemos un suelo pélvico funcional. Este también puede estar relacionado con el dolor en las relaciones.
  • No podemos perder de vista que el suelo pélvico también es el encargado, junto con otras estructuras, de sujetar algunos órganos internos de las mujeres, como la vejiga, el recto y el útero. Es entonces cuando pueden llegar los temidos prolapsos, que ocurren cuando tenemos un suelo pélvico débil, unido a una mala gestión de las presiones que generamos en el abdomen. Los prolapsos hacen que uno o más órganos pélvicos caigan hacia la vagina, incluso salgan al exterior. Por esto es importante que tomemos conciencia de si empujamos hacia nuestra vagina en el día a día (en el baño, cuando hacemos ejercicio, cuando cargamos a nuestros peques, con la tos, etc) y, en su caso, corregirlo con la ayuda de una fisioterapeuta experta.

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  • Tal vez  no lo tienes muy claro, pero sí, los músculos del suelo pélvico pueden y deben “entrenarse” y ejercitarse para fortalecerlo. Son de gran utilidad los ejercicios de Kegel: una serie de contracciones voluntarias del suelo pélvico.
  • Es el gran enemigo de nuestra salud en general, pero el estrés puede impactar negativamente (también) en la salud de tu suelo pélvico. Tanto el estrés físico como el mental pueden afectar directamente, causando dolor en la zona o disfunciones como la dispareunia o el estreñimiento. Además, hábitos de vida como el sedentarismo, el sobrepeso o las malas digestiones pueden influir de forma negativa en nuestro suelo pélvico.