Día Mundial del Sueño

¿Qué problemas de sueño pueden aumentar con la llegada de la primavera?

Cuando los días se alargan, pueden aparecer fatiga, somnolencia diurna, aturdimiento y dificultad para conciliar el sueño

Por Pilar Hernán

¿Notas que cuando los días se alargan, hay más horas de luz y suben las temperaturas tu sueño se resiente? No estás solo. Con el cambio de estación, que estamos a punto de vivir, la calidad y la cantidad del sueño pueden verse afectadas. Algo que saben muy bien las personas que padecen problemas crónicos relacionados con el sueño, que ven cómo estos cambios relacionados con la cronobiología les afectan aún más. Y no son pocas las personas que padecen problemas para dormir y que no llegan a las horas recomendadas para los adultos (entre 7 y 9 horas), pues tal y como señala el último estudio Cigna 360 Well-Being Survey 2022, tan sólo una de cada diez personas reconoce contar con un excelente sueño reparador y de calidad. Es más, la Sociedad Española de Neurología (SEN) apunta que hasta cuatro millones de españoles sufren algún trastorno del sueño crónico y grave (muchos de ellos sin diagnosticar), y que entre un 20 % y un 48% de la población adulta tiene dificultad para iniciar o mantener el sueño, lo que influye directamente sobre las actividades cotidianas a nivel físico y mental. Algo que preocupa a los expertos, y que da sentido a la celebración de días como el de hoy, 17 de marzo, que se conmemora el Día Mundial del Sueño.

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La primavera y el sueño

Como decíamos, la primavera no ayuda en lo que al sueño se refiere, pues puede llegar acompañada de fatiga, somnolencia diurna, aturdimiento y dificultad para conciliar el sueño. Todo ello tiene una explicación: el aumento de las horas de sol tiene un efecto directo sobre la secreción de melatonina, la hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño, y que el organismo produce en función de la luz natural exterior. Lo cierto es que los expertos insisten en que reajustar el reloj biológico y dejar atrás los síntomas de aletargamiento y cansancio no suele llevar más de dos semanas; sin embargo, para un gran porcentaje de la población, los problemas para dormir son constantes y el adelanto de hora puede llegar a empeorar la cronicidad de su patología.

“Cuando nuestro cerebro está descansado, se aumentan los niveles de creatividad y de memoria y se estimula la producción de melatonina y la serotonina, que compensan el estrés de nuestro día a día. A nivel físico, un correcto descanso fortalece nuestro sistema inmunitario, nos protege de enfermedades cardiovasculares y contribuye a mantener unos niveles de peso sanos y adecuados. Con el cambio de hora, nuestro reloj interno se puede ver afectado y alterar el ritmo circadiano. En la mayoría de las personas el desajuste dura pocos días, pero en aquellos pacientes con algún trastorno del sueño crónico, este cambio puede traer consigo numerosas dificultades. Para mejorar la calidad y la cantidad de sueño en pacientes con insomnio, los tratamientos habituales incluyen medidas de higiene del sueño, intervenciones psicológicas e intervenciones farmacológicas”, comenta María Sánchez, e-Health manager de Cigna España.

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Los trastornos de sueño en los que influye la primavera

¿Cuáles son los problemas relacionados con el sueño pueden verse más afectados por el cambio de estación? Los expertos de Cigna los resumen, sobre todo, en estos cuatro:

  • Insomnio. Sin duda, estamos ante uno de los trastornos del sueño más frecuentes, tal y como corroboran los datos. La SEN calcula que el 25-35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10 y un 15% sufre de insomnio crónico, y añade un dato interesante: es más prevalente en las mujeres. Y no es un problema menor, pues esta incapacidad para iniciar y/o mantener el sueño, así como la presencia de despertar precoz o sueño no reparador, tiene consecuencias importantes, tanto a nivel cognitivo como físico. Los expertos apuntan que está relacionado con un mayor riesgo metabólico y una mayor incidencia de diabetes, pero también implica una falta de atención y concentración que afecta a nivel laboral y personal. ¿Cómo se puede abordar este problema en el caso de que se trate tan solo de algo puntual, como el que se puede producir en primavera? “Las infusiones de tila o valeriana son relajantes y ayudan a dormir mejor. Seguir pautas recomendadas como no dormir siestas prolongadas, cenar ligero, mantener un mismo horario para acostarse y levantarse, evitar actividades relacionadas con el uso de pantallas en la cama o mantener un entorno de descanso adecuado mejoran el sueño en casos más prolongados y ayudan a mitigar los efectos negativos diurnos”, recomiendan los expertos.
  • Síndrome de apneas-hipopneas del sueño. Este problema  suele afectar, especialmente, a personas con sobrepeso y está asociado a una somnolencia excesiva durante el día, ronquidos y pausas respiratorias repetidas. Tiene gran relevancia, pues este trastorno se ha visto especialmente relacionado con la incidencia de accidentes de tráfico a causa de la excesiva somnolencia y se asocia a un exceso de mortalidad con motivo del deterioro del sistema cardiovascular. “Además del tratamiento médico mediante CPAP, es aconsejable la pérdida de peso, evitar la ingesta de alcohol por la noche y dormir de lado”, recomiendan.
  • Síndrome de piernas inquietas. Quienes lo padecen saben el desasosiego que produce este problema derivado de un trastorno neurológico, que suele tener mayor frecuencia en personas de mediana y avanzada edad. Se caracteriza por una sensación molesta, no dolorosa, de movimientos involuntarios de las piernas que ocurre fundamentalmente durante el sueño y periodos de reposo. ¿Qué se puede hacer para mejorar los síntomas? Los expertos recomiendan realizar masajes en las piernas que ayuden a estirar los músculos, así como la realización de baños calientes o compresas frías que alivien las molestias. Eso sí, en el caso de que los síntomas no remitan, es más pueden llegar a agravarse, es conveniente consultar con el médico la opción de un tratamiento farmacológico.
  • Bruxismo nocturno. Estamos ante una patología estrechamente relacionada con el estrés y la ansiedad, que hace que quienes lo sufren tiendan a interrumpir su sueño apretando o rechinando los dientes. Esto repercute en su dentadura, pues se produce un desgaste de las piezas dentales, pero es que, además, se produce un efecto negativo sobre los músculos y la articulación de la mandíbula, lo que puede acabar derivando en la  aparición de problemas como dolores de cabeza, de oído o de cuello y, con el tiempo, incluso dificultar para masticar y abrir la boca. Además de los tratamientos para proteger la mandíbula de daños permanentes, desde Cigna aconsejan realizar ejercicios de relajación que ayuden a reducir y controlar los niveles de tensión, así como mantener una correcta postura corporal al dormir.