Consejos útiles para cuidar la salud de tus riñones

Es importante prestar atención a los síntomas que nos indican que puede existir una enfermedad renal y cambiar determinados hábitos

Por Pilar Hernán

No siempre les prestamos a nuestros riñones la importancia que se merecen. Más aún teniendo en cuenta que son dos órganos fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo. Por eso, hemos querido hablar con un especialista, el doctor Jorge Luján, nefrólogo infantil del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, quien nos ha dado las claves para reconocer las señales que nos pueden indicar que estamos ante un problema renal, así como los principales consejos que debemos seguir para cuidarlos.

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¿Qué síntomas nos puede dar nuestro organismo de que tenemos un problema renal?

Las enfermedades renales se pueden presentar de formas muy distintas, y en edades muy diversas, incluso en época prenatal. El gran desarrollo en las últimas décadas de la ecografía prenatal como herramienta diagnóstica ha permitido la detección de la mayoría de las anomalías morfológicas renales antes del nacimiento, con la ventaja de poder ofrecer un pronóstico y un tratamiento precoz. Por todo ello el Pediatra goza de una posición privilegiada para realizar una prevención primaria al tener fácil acceso a los datos prenatales, pero no debemos de olvidar realizar una adecuada Historia Clínica dada la elevada carga genética que tienen muchas de estas patologías, por lo que otro contexto en que podríamos detectarlas sería al realizar un estudio en pacientes con antecedentes familiares de nefropatías (patología quística renal, tubulopatías…) o de síntomas asociados a problemas renales (sorderas, cegueras….)

En época postnatal, los síntomas pueden estar claramente relacionados con el riñón (sangre en la orina, escozor al orina, incontinencia urinaria...), pero en otras muchas ocasiones son muy inespecíficos (retraso de crecimiento, fiebre, dolor abdominal, exantemas….) o incluso pueden aparecer de forma asintomática como hallazgo casual al realizar una exploración clínica en un examen de salud (hipertensión arterial, edemas en cara o miembros, palpación de masas a nivel lumbar….), en un examen de laboratorio de rutina (elevación de creatinina sanguínea, alteración en iones en sangre, presencia de proteínas en orina, …) o como hallazgo casual en estudio de imagen por otras causas (quistes renales, cicatrices renales…).

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¿Es posible cuidar la salud de nuestros riñones cambiando determinados hábitos? ¿Qué consejos pueden sernos útiles si nuestro objetivo es cuidar nuestra salud renal?

La Enfermedad Renal Crónica constituye un problema de salud público a nivel mundial (en España afecta a uno de cada 7 adultos) y es una de las enfermedades prevenibles más frecuentes. Por todo ello, desde el año 2006 se celebra el Día Mundial del Riñón (segundo jueves de marzo), creado por varias Sociedades de prestigio y organizaciones de salud con el objetivo de generar conciencia e intentar prevenir de forma precoz los problemas de salud que pueda acarrear la enfermedad renal.

En el año 2018 la Sociedad Española de Nefrología Infantil publica un Decálogo con el objetivo de sensibilizar a la población general y a los distintos especialistas médicos a realizar un diagnóstico precoz de la patología renal, que se puede resumir en:

1.- El 50 % de las enfermedades renales en la infancia que cursan con insuficiencia renal consisten en malformaciones del riñón y de las vías urinarias y éstas suelen estar presentes en el momento del nacimiento. De ahí la importancia del seguimiento y diagnóstico prenatal.

2.- La infección urinaria en la infancia precoz puede ser el primer signo de alarma de una enfermedad renal subyacente y con frecuencia cursa de forma silente, por lo que hay que tener un alto nivel de sospecha ante síntomas como fiebre sin foco en niños pequeños, etc…

3.- El uso juicioso de fármacos potencialmente dañinos para el riñón y contrastes radiológicos previene el daño renal agudo, sobre todo en pacientes más vulnerables (antecedente de prematuridad, cardiopatías, deshidrataciones...). Ojo con la automedicación de fármacos como AINEs, etc… y evitar consumo excesivo de alcohol.

4.- Nuestro país, junto a los escandinavos, tiene la tasa más alta de trasplante renal infantil. Un trasplante preventivo de donante vivo de cadáver previene el paso por diálisis y las complicaciones derivadas a la técnica.

5.- La atención especializada a los niños con enfermedad renal debe estar garantizada en el sistema sanitario español independientemente de la Comunidad Autónoma de origen.

6.- Los hábitos dietéticos, el estilo de vida, el sobrepeso y la obesidad con frecuencia tienen su origen en la infancia, y pueden incidir en el desarrollo de enfermedad renal crónica en la vida adulta. Es clara la relación respaldada por varios estudios del aumento de las cifras de enfermedad renal crónica en los últimos años con la “pandemia” de obesidad que sufrimos en los países desarrollados.

7.- La toma de presión arterial debe estar presente en los exámenes de salud de niños y adolescentes, en especial en hijos de padres hipertensos.

8.- Una dieta saludable con bajo contenido en sodio y normoproteica se correlaciona con menor incidencia de hipertensión arterial.

9.- El abuso de bebidas edulcoradas puede ser fuente de sobrepeso. La mejor bebida hidratante es el agua y como tal no debe ser sustituida por bebidas con contenido energético.

10.- En la actualidad, se reconoce que algunos contaminantes ambientales tienen un papel importante en la génesis de la enfermedad renal crónica, por lo que debemos exigir que el desarrollo industrial y tecnológico sea compatible con la mejora de la calidad y cantidad de vida y respetuoso con el medio ambiente, sin olvidar que el principal contaminante ambiental doméstico para los niños es el humo del tabaco.

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¿Cómo influye nuestra alimentación en la salud de nuestros riñones?¿Hay determinados alimentos que deberíamos descartar de nuestra dieta?

Dos son los factores de riesgo prevenibles de mayor impacto que pueden llevar a enfermedad renal crónica: la obesidad y la hipertensión arterial; los cuales están íntimamente relacionados entre sí. Así, la obesidad de predominio abdominal se relaciona con el denominado Síndrome Metabólico (entidad definida como presencia de factores de riesgo cardiovascular como dislipemia, hipertensión arterial y alteraciones en el metabolismo de la glucosa), que conlleva un incremento del riesgo cardiovascular y renal a través de varios mecanismos (el más importante es la resistencia a la insulina).

Por lo tanto, ante la presencia de obesidad, las primeras medidas serían cambios en el estilo de vida que incluya modificaciones en la alimentación y ejercicio físico. En este sentido se implementan dietas favorables como la llamada Dieta D.A.S.H. (Dietary Approaches to Stop Hypertension), baja en sal, rica en frutas, vegetales, granos integrales, bajas en grasas, proteínas magras y bebidas carbohidratadas. Es fundamental planear un objetivo realista que optimice la adherencia a programas de ejercio físico (realizar al menos 40 minutos de actividad física aeróbica moderada entre 3-5 días/semana y evitar sedentarismo) y a la dieta.

Un aspecto importante es con respecto a la sal en la dieta. Está demostrado su efecto en la génesis y mantenimiento de la hipertensión arterial, por lo que se recomienda reducción de la ingesta. También se recomienda consumo bajo-moderado de alcohol, dada la nefrotoxicidad que puede originar. Estas recomendaciones pueden variar con el grado de Enfermedad Renal Crónica, y es posible que en estadios avanzados haya alteraciones funcionales que impliquen cambios como aporte extra de sal (por pérdidas renales) o limitar ingesta de potasio o fósforo, por lo que no hablaría de alimentos “prohibidos” en la dieta renal, es fundamental llevar a cabo un adecuado seguimiento de las anomalías metabólicas y corregir según éstas estén presentes.

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Tenemos muy presente que debemos cuidar la salud de nuestro corazón, por ejemplo, pero tal vez no le damos tanta importancia a la prevención de posibles problemas renales, ¿por qué piensa que sucede esto?

Pienso que todavía hay mucho desconocimiento por parte de la población renal sobre la función renal; se cree que los riñones son órganos encargados de filtrar las sustancias tóxicas de “desecho” del organismo a través de la orina, pero se desconoce el papel fundamental que tiene en el desarrollo de enfermedad cardiovascular, probablemente porque los síntomas relacionados con esta patología no son agudos, sino que se van desarrollando lentamente con el paso del tiempo y además suelen ser muy inespecíficos, así que gran parte de la población no lo relaciona con enfermedad renal.

Así, está clara por ejemplo la relación entre un infarto agudo de miocardio con síntomas relacionados con el corazón (dolor en el pecho de forma aguda), pero no suele ser así con los problemas renales (epidemia silenciosa), de ahí la insistencia en la campaña por parte de los nefrólogos de concienciar en esta patología con campañas con el Día Mundial del Riñón.

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¿Hay personas más susceptibles de padecer una enfermedad renal?

-Dada la elevada carga genética que conlleva un grupo importante de estas enfermedades renales los pacientes con antecedentes familiares de enfermedad renal se podrían considerar de riesgo, de ahí la importancia de recoger los antecedentes familiares.

-Otro grupo importante serían aquellos con antecedentes prenatales de retraso de crecimiento intrauterino (relacionado en ocasiones con tabaco, alcohol durante el embarazo) y/o prematuridad al nacimiento, debido a la menor dotación de nefronas (que es la unidad funcional principal renal) de las que dispone (hipótesis de programación fetal de Barker).

-Pasada la época pediátrica, a partir de la adolescencia los pacientes de mayor riesgo tiene que ver con el síndrome metabólico del que hemos hablado previamente, serían aquellos con presencia de factores de riesgo cardiovascular como las personas con sobrepeso/obesidad, diabéticos y/o aquellos con valores elevados de presión arterial; así como personas con determinados hábitos como el tabaquismo y la dieta rica en sal.

-En cuanto a factores de riesgo no modificables, habría más probabilidad de enfermedad renal en ancianos, raza negra o afro-americanos (relacionado con mayor índice de HTA) y personas con bajo nivel sociocultural. En cuanto a la distribución por sexos, parece más probable padecer enfermedad renal en los varones (60 %) que en mujeres.