Día de los Océanos

Sí, estar cerca del mar tiene muchos beneficios psicológicos

En el entorno marino tendemos a sentir calma, y para muchas personas es un lugar perfecto para relajarse y desconectar

Por hola.com

Hoy quien más quien menos escuchará hablar de los Océanos, pues este 8 de junio se conmemora su día mundial. Nadie duda de la capacidad sanadora del mar, y sobre todo los que no tienen la suerte de tenerlo cerca están deseando reencontrarse con el sonido de las olas, con el intenso azul del mar. Y otros tantos, los que viven cerca de él, también ansían dejar por fin a un lado su rutina del día a día y poder pasearse a su orilla para desconectar y disfrutar. El océano da calma, pero ¿hay una explicación psicológica que lo explique? “Cuando estamos en entornos naturales, como el océano, experimentamos mejoras en nuestro estado de ánimo, pero también en nuestro sistema inmune y en nuestra presión arterial. Existen, de hecho, investigaciones que vinculan los entornos naturales con la disminución del estrés y la depresión”, nos cuenta Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología y Psicóloga Sanitaria en TherapyChat, plataforma de  psicología online, desde donde nos resumen los efectos positivos a nivel mental de estar cerca del mar:

  • Es relajante. Y es que podríamos decir que el mar es un poderoso bálsamo para la mente. “Solo con observarlo y con escuchar el sonido de las olas en calma o aspirar su típico aroma, el océano puede relajarnos, pero es que, además, nos relaja físicamente también cuando nadamos en él al hacer nuestro peso más liviano. No es de extrañar que las imágenes y sonidos del mar sean uno de los recursos más usados para apoyar ejercicios de meditación y para inducir el sueño a aquellos a los que se les resiste”, nos cuentan.
  • Tomamos mayor conciencia sobre nuestro entorno y sobre nosotros mismos. Los expertos coinciden en que el mar tiene la capacidad de inducir un estado meditativo leve, que nos lleva a estar, simplemente, en el momento presente. “Esto supone que disminuyen los juicios que podemos establecer sobre lo que estamos percibiendo, por lo que tenemos menos probabilidades de ocupar el momento actual con ansiedades futuras o memorias del pasado”, añaden.
  • Mejora la cognición y la toma de decisiones. Sin duda, un entorno en el que hay mar  nos permite oxigenarnos mejor, algo que también sucede en otros entornos naturales. Y es que, junto al mar, el aire que respiramos es más puro y esto estimula un mejor funcionamiento de la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones, del razonamiento y de la evaluación de las situaciones.
  • Más concentrados y más creativos. Hay quien dice que sus mejores ideas surgen cuando está cerca del mar. Influye, sin duda, que cuando nos encontramos calmados, podemos dirigir nuestra mirada hacia nuestro interior, por lo que podemos concentrarnos mejor y, así, mejorar nuestros procesos reflexivos y creativos.
  • El lugar perfecto para desconectar. Los expertos explican que a veces nos vemos inundados por cadenas de pensamientos negativos que pueden influir, y mucho, en nuestro estado de ánimo. El océano nos ayuda a cortar estas dinámicas debido al propio estado de relajación que provoca. Pero también porque mejora el funcionamiento de la corteza prefrontal, y porque cuando estamos ante un océano o el mar, normalmente estamos fuera de nuestra rutina, lejos de esos entornos habituales en los que se generan nuestros mayores problemas del día a día. Nos estamos dando un respiro.

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Tenemos claros los beneficios, pero ¿a qué se deben?

-El color azul del mar: En TherapyChat hacen referencia a Eva Heller, socióloga y psicóloga, quien desarrolló la Teoría de los colores, según la cual existe una auténtica relación entre los colores y los sentimientos. “Esta Teoría de los colores nos dice que el azul inspira sentimientos y conceptos como la simpatía, la armonía, la paz, la confianza y la fidelidad, o la razón y la concentración. Y, lo que es más curioso, es el único color que no lleva asociado ningún sentimiento negativo. También, en cualquier caso, es interesante preguntarnos si esta asociación tan enraizada en el ser humano proviene de que el azul es el color predominante en el cielo y en los océanos, o bien si nos sentimos así al mirarlos por su color. Sea como sea, parece que el azul ejerce un poder balsámico en nuestras emociones”, apuntan.

-El movimiento del océano. ¿Quién no se ha quedado totalmente abstraído observando las olas? No es extraño: se ha demostrado que el movimiento de las olas del océano tiene la capacidad de inducir mayor actividad de ondas alpha en nuestro cerebro, ondas típicas de los estados de relajación, pero también de estados de claridad mental y de concentración que promueven el pensamiento creativo. Una sugerencia muy práctica: además de observar y disfrutar del océano, también se puede promover este estado a través de ejercicios de respiración, de mindfulness o de yoga.

-La afinidad con la naturaleza. “No podemos olvidar que somos animales y que en nuestro instinto está la pertenencia a la naturaleza. Nos reconocemos a nosotros mismos ante entornos naturales, quizás conectando incluso con partes de nosotros que tenemos dormidas en nuestro día a día lleno de ruido y tareas del siglo XXI”, concluyen.

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