Estos son los enemigos de tu flora intestinal

Descubrir qué es realmente la flora intestinal te puede aportar un punto de vista muy sorprendente sobre cómo funciona tu organismo, sus necesidades y las razones por las que muchos alimentos que parecen inocuos pueden producir efectos muy peligrosos en tu organismo.

Por Cristina Soria

Puede que hayas leído varias veces la palabra “microbiota” asociada a tu aparato digestivo, pero que aún no tengas muy claro qué es. Aunque resulte sorprendente, en nuestro cuerpo existen más de 100 billones de seres microscópicos. Son microorganismos que nos aportan un beneficio y que, a su vez, se ven beneficiados por nuestros procesos orgánicos y los aprovechan.

La microbiota es una flora microbiana, es decir una población de bacterias que están reunidas en nuestro intestino. Llegan a pesar dos kilos y se considera que en esta zona de nuestro cuerpo hay más seres de este tipo, ajenos, que células propias.

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Cuando nos nutrimos, estamos también alimentando a esta colonia de seres que habitan en nuestro interior. No habría que verlos como organismos autónomos que nos hubieran colonizado sino como una flora interna, como un bosque de vida que propicia una fotosíntesis adaptada a nuestro organismo.

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Sin embargo, como si fuera un bosque, puede haber buenas y malas hierbas. En el caso de la microbiota podemos diferenciar entre una flora bacteriana que nos ayuda a realizar la digestión y que, incluso, nos sirve para reducir el sobrepeso. Esta flora la podemos fomentar, por ejemplo, ingiriendo fibra insoluble presente en las verduras. Y por otro lado están las microbiotas firmicutes que, por ingesta de grasas saturadas pueden producir obesidad.

Sin esta flora intestinal no podríamos sobrevivir, y de cómo le tratemos depende que desarrollemos un bienestar elevado o que incluso nos veamos afectados por enfermedades muy graves. Hay evidencias médicas que relacionan una buena salud de la flora intestinal con un alto grado de longevidad, probabilidad de padecer diabetes de tipo 2 cuando la microbiota no ha mantenido un buen estado de conservación, e incluso desarrollar cáncer u otros trastornos inmunológicos.

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Azúcares libres

Los edulcorantes industriales son efectivos y baratos. Estos dos adjetivos están reñidos con las necesidades de tu flora intestinal, porque ninguno de estos dos adjetivos es “saludable”. Deberíamos alimentarnos teniendo en cuenta aquello que nos beneficia, por encima de si el producto tiene un sabor agradable, si está de moda o si no tenemos tiempo para buscar más. 

Los alimentos procesados de cualquier tipo contienen aspartamo, que es uno de los edulcorantes industriales más típicos y que actúa muy negativamente sobre la flora intestinal, modificándola y produciendo alteraciones muy serias en su funcionamiento. Según un estudio de la Universidad de Calgary, en Canadá, cuando ingerimos azúcares de este tipo podríamos estar alterando la forma con la que nuestro organismo reacciona a la insulina, mediante una reacción desde nuestra flora intestinal que no digiere bien este edulcorante y se ve afectado muy negativamente por su composición.

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Cuando ingerimos alimentos ultraprocesados, y en concreto los que tienen altos niveles de edulcorantes, estamos modificando el ph de la microbiota, reduciendo la absorción de nutrientes y generando un desequilibrio entre lo que nuestro organismo necesita (también de lo que necesitan estas bacterias) y lo que nosotros consideramos como alimentos adecuados.

Además, entre otros alimentos que actúan negativamente sobre esta flora, los helados y las mayonesas industriales lo hacen de forma muy especial, pues contienen unos aditivos que están destinados a generar una textura muy concreta, que les da cremosidad, y están producidos a base de grasas artificiales que alteran la microbiota y podrían, según un estudio, incluso provocar cáncer de colon.

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