Alimentos en reserva, ¿mejor congelados o en conserva?

En el ajetreo diario resulta muy complicado encontrar el equilibrio entre comer bien y disponer del tiempo necesario para cocinar y asegurarnos de que todo lo que comemos es lo que realmente queremos consumir.

Por Cristina Soria

El éxito de los alimentos procesados es que son baratos y están disponibles para salvarnos el menú cuando no hay más tiempo, pero cuando queremos escapar de esa dinámica podemos apoyarnos los alimentos frescos congelados o en conserva. Lo que diferencia a estos procesos es el tiempo que pueden conservarse sin perder nutrientes y las condiciones necesarias para conservarse. 

Congelar en casa o comprar alimentos congelados

Los alimentos congelados logran permanecer sin alteración entre tres meses y un año, y el propio proceso de congelación asegura que no albergarán el crecimiento de bacterias ni se producirán reacciones biológicas en su interior. Los alimentos congelados garantizan que todos los nutrientes permanecen intactos y no pierden ni vitaminas, ni minerales, ni proteínas. 

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Aunque conviene diferenciar entre la congelación de productos frescos que nosotros podemos realizar en casa y los que ya han sido congelados previamente de manera industrial. Cuando nosotros introducimos un alimento fresco en el congelador probablemente estemos preservando más nutrientes que de un alimento fresco que ha pasado por un proceso de pre-congelación y manipulación, y ha sido congelado en una refrigeración y transporte industriales. 

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Por tanto, es más conveniente, nutricionalmente, congelar en casa productos frescos, que adquirirlos ya congelados. Sin embargo, la duración de ambos es distinta. Los alimentos congelados en casa duran menos que los congelados industrialmente, y es precisamente esta variable la que hace que ya lleguen a casa con menos nutrientes, porque los congelados industriales han sido tratados para alargar su duración.

Conservas enlatadas

El objetivo de las conservas es, como su propio nombre indica, que los alimentos se conserven en el tiempo, y para ello son envasados mediante un proceso térmico que mantienen intactas gran parte de sus propiedades nutricionales, sabor y textura. 

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A diferencia de los alimentos congelados, las conservas no necesitan un refrigerador, por lo que es fácil almacenarlas en casa y pueden transportarse sin problema. Además, el tiempo que pueden permanecer intactas supera a los alimentos congelados, llegando a aguantar hasta varios años.

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Las conservas también mantienen las texturas de los alimentos, pues el proceso térmico del enlatado no produce cristalización, a diferencia de la congelación. Por lo que para consumir productos enlatados basta con abrir la lata y calentar, esto hace que los alimentos mantengan cierta sensación de frescura, pese a que pueden variar algo su sabor por la sal.

Los alimentos en conserva pueden perder vitaminas pero, sin embargo, pueden aumentar su nivel de minerales, sobre todo el sodio, que llega a quintuplicar su presencia en alimentos en conserva si lo comparamos con el mismo alimento fresco. La razón es que para elaborar las conservas se utiliza sal, especialmente en los que han sido puestos en escabeche.

Las conservas suelen presentar un mayor índice de ácidos grasos Omega 3 y vitamina B3, cuando han sido conservadas en aceite, lo que resulta beneficioso para nuestra salud pues nos ayuda a combatir el colesterol. Sin embargo, nos aportan más calorías grasas.

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