¿Cuándo debe alarmarnos la fiebre en el niño y cómo debemos actuar?

La causa más común es la infecciosa, pero es recomendable consultar con el pediatra y seguir sus recomendaciones

Dr. Eduardo Junco


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La fiebre en el niño es un síntoma que alarma con frecuencia a los padres. En ocasiones, es el único síntoma al principio de una enfermedad, y su intensidad y duración, muchas veces, no tiene relación con la gravedad del proceso que la origina. La fiebre es la elevación de la temperatura corporal por encima de los 37ºC, pero, además de ser un síntoma de enfermedad,  puede estar originada por otros factores más banales que pueden producir alteraciones significativas en la temperatura corporal. Por ejemplo, el ejercicio físico, la ingestión de alimentos, las emociones, la temperatura ambiente o, incluso, la ropa, pueden elevar nuestra temperatura.

En el niño, desde la época de lactante hasta los siete años, la temperatura central (rectal) es algo más alta que en el adulto, pudiendo alcanzar cifras de 37,5ºC. Por lo que para valorar la fiebre en vuestro hijo, debéis tener en cuenta esta condición. Además de la forma de tomar la temperatura, pues la temperatura periférica (frente, conducto auditivo, axila) es medio grado más baja que la temperatura central (boca y ano).

Causas que provocan la fiebre

El origen de la fiebre en el niño es casi siempre una enfermedad infecciosa. La insolación, el golpe de calor o la deshidratación son también causas de fiebre, pero mucho menos frecuente.

Las enfermedades agudas infecciosas víricas o bacterianas son las que producen con más frecuencia fiebre, siendo su intensidad y duración independientes de la gravedad de la enfermedad que la produce. Es decir, una enfermedad leve como el resfriado común puede producir fiebre alta en el niño, y otra infección mucho más grave, solo producir febrícula.

 

Síntomas de la fiebre 

La fiebre en el niño produce afectación del estado general, llanto, decaimiento, a veces excitación, aumento del número de respiraciones, aumento de la frecuencia cardiaca y aumento de la pérdida de líquidos y tendencia a la deshidratación.

Asimismo, como generalmente el origen de la fiebre es una enfermedad infecciosa, los síntomas de esta se sumarán y se pueden acompañar de vómitos, diarrea, tos, dificultad respiratoria, dolor, etc.

Las complicaciones más graves y más temibles de la fiebre en el niño son la deshidratación o la aparición de crisis convulsivas febriles.

¿Cuándo hay que tener miedo a la fiebre?

  • Cuando es muy intensa (mas de 40ºC) o se presenta de forma súbita.
  • Cuando se mantiene por largo tiempo (más de siete días).
  • Cuando desconocemos su origen.
  • Cuando tiene complicaciones previsibles (tendencia a padecer crisis convulsivas).
  • Cuando da lugar a síntomas secundarios (vómitos, deshidratación, acetonemia).

¿Cómo debemos actuar?

Con independencia del tratamiento de la enfermedad que originó la fiebre (infección. insolacion, etc.) debemos procurar normalizar la temperatura lo antes posible, manteniendo al niño poco abrigado, en ambiente fresco y a ser posible en penumbra.

Las friegas de agua tibia con alcohol rebajado suelen ser eficaces y el baño de agua tibia, progresivamente enfriada, suele ser también bastante eficaz.

Hasta que sea visto por el pediatra, la medicación antitérmica por vía oral o rectal se resume casi a tres medicamentos: el paracetamol, el ibuprofeno y el metamizol (siempre, medicamentos aptos para niños).

¿Cómo se toma la temperatura?

Se usan, habitualmente, dos métodos para tomar la temperatura corporal en el niño. La toma de temperatura periférica, que se realiza en un pliegue cutáneo (axila o ingle) durante cuatro minutos, y la toma de temperatura central, que se realiza en la boca o en el ano, durante un minuto, y luego se descuenta medio grado.

Igualmente, existen diferentes tipos de termómetros, pero los tradicionales de mercurio son los más fiables, aunque hoy en día están desuso por el riesgo de rotura y de toxicidad del mercurio. Los electrónicos, sonoros, los específicos para el conducto auditivo y los de cintas coloreadas para la frente son otros de los termómetros con los que le podemos tomar la temperatura.

Recomendaciones

  • Ponerse en contacto con vuestro pediatra lo antes posible.
  • Mantener al niño desabrigado, con poca ropa.
  • Ofrecerle líquidos con frecuencia, en pequeñas cantidades (agua y zumos).
  • No forzarle a comer, pues el riesgo de vómito es mayor.
  • Ofrecerle las tomas solo si la fiebre ha descendido.
  • Medicarle con antitérmicos de forma pautada, según recomendaciones de vuestro medico (dosis y horario).
  • Mantenerle en lugar fresco y seco, a ser posible encamado y en penumbra.

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