Qué es una casa pasiva y cómo ayuda al medio ambiente (y a tu bolsillo)

Si estás pensando en construirte una casa, las casas pasivas son algo más caras que las normales, pero a medio plazo amortizan el gasto de forma evidente, dado que basan su estructura en el consumo mínimo de energía y el aprovechamiento total de las condiciones bioclimáticas.

Por Cristina Soria

Construir una casa implica tener en cuenta muchos factores, pero las casas pasivas ponen de relieve cómo sacar un provecho inteligente del entorno para minimizar la energía externa que necesitará la casa. Que la casa aproveche el sol para calentarse e iluminarse, que esté aislada de forma que no se desperdicie calor y que su sistema de ventilación funcione de forma inteligente, son decisiones que definen a una casa pasiva.

El nombre “casa pasiva” tiene que ver con que, una vez construída, la casa está situada con la orientación perfecta y tiene la estructura adecuada para que la naturaleza le provea beneficios, sin necesidad de gastar dinero de más ni recurrir a recursos externos. Es pasiva porque es y está situada óptimamente y recibe energía y la aprovecha sin necesidad de ser mejorada.

Ilumina tu vida con el sol

Las casas pasivas disponen de grandes ventanales para aprovechar la luz natural. Además, están orientadas hacia el sur o suroeste, así se aseguran disponer del máximo de horas de luz solar. Esto no solo mininiza el uso de iluminación artificial en su interior, sino que además garantiza climatizar su interior en invierno. 

Y estando orientada correctamente, la casa pasiva puede recoger el máximo de energía solar gracias a los paneles que reposan en ella, proveyendo de electricidad a la casa para iluminar los rincones donde la luz natural no llega además de por la noche, así como para el funcionamiento de los aparatos electrónicos.

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Calor y frío de forma natural

Probablemente has comprobado cómo algunas casas son capaces de mantener el frío en verano y de hacer innecesario el aire acondicionado. Esto ocurre en las casas rústicas, que han sido construidas con piedra, o en casas diseñadas inteligentemente que logran generar una ventilación y humedad óptimas que contrarrestan el calor exterior y consiguen generar frescor en el interior.

Esta sería la medida necesaria para que una casa pasiva no se fría en verano, pues precisamente está diseñada para optimizar el calor exterior, aunque en verano esto podría obligarnos a poner un potente aire acondicionado. Sin embargo, su diseño está enfocado a favorecer las corrientes de aire, a generar zonas de sombra y humedad y a que todas las estancias se ventilen en favor de la temperatura óptima.

Esto además implica un ahorro sobresaliente en sistemas de refrigeración artificiales, además de resultar enormemente más saludable, pues son mecanismos naturales de corrección de la temperatura que no implican un resecamiento del ambiente, sino todo lo contrario.

Entre las premisas que deben cumplir este tipo de casas, también se detalla que deben disponer de un sistema de aislamiento férreo y que trascienda a las ventanas. Pues aunque los marcos de las ventanas suelen ser la parte más vulnerable de la casa, también es una cuestión de los materiales en los que está construída la casa. Las casas pasivas son búnkeres para que el clima interior se mantenga intacto y no escape el calor o el frío.

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Control del gasto y sostenibilidad 

Construir una casa es la opción más cara para buscar un lugar donde vivir. Pero las casas pasivas tienen un triple beneficio, y es que, una vez superado el gasto de construcción, hará que se disfrute de las ventajas de forma perpetua: es una casa que implica un gasto cero en electricidad, todas sus soluciones sobre la temperatura y la luz son saludables y naturales, y el impacto sobre el medio ambiente es tremendamente positivo pues no consume electricidad.

El PassivHaus Institute certifica las casas que se construyen bajo este planteamiento arquitectónico, lo que asegura al comprador que el constructor ha cumplido con sus premisas, y además facilita que una vez que pudiera ser re-vendida su valor añadido puede demostrarse en su tasación. Según el PassivHaus, una casa pasiva puede aumentar un 25% su valor de venta, por lo que siempre resultará una inversión muy rentable.

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