Si comes mal y sufres estrés puedes acabar con 'agujeros en el intestino'

Debido al ritmo de vida actual, comemos peor, ingerimos sustancias nocivas, y pasamos mucho estrés. Todo ello puede propiciar la aparición del síndrome de la permeabilidad intestinal aumentada, conocida como 'agujeros en el intestino'.

Por Nuria Safont

Los problemas digestivos son muy frecuentes en la población y, sin embargo, hay mucha desinformación en torno a nuestra salud digestiva. Por ejemplo, apenas se conoce el síndrome de la hiperpermeabilidad intestinal, comúnmente conocido como 'agujeros en el intestino'. La membrana, pared o epitelio intestinal tiene una función permeable para absorber nutrientes alimentarios pero, a la vez, está programada para rechazar sustancias que podrían dañar seriamente al organismo. "La hiperpermeabilidad intestinal es una patología cuyo interés ha crecido exponencialmente a lo largo de los últimos años. Consiste en que las uniones entre las células de esa pared intestinal se debilitan y pasan sustancias dañinas a nuestro cuerpo", explica la doctora Silvia Gómez Senent, del servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario La Paz, en Madrid.

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Se trata de una alteración que crece cada año debido a la ingesta de determinadas sustancias. "Cada vez más pacientes se quejan de este tipo de inflamación en la pared intestinal, que la hacen permeable, especialmente debido a la alimentación de productos con metales pesados, colorantes o conservantes. Aunque también por un aumento de los índices de estrés o consumo excesivo de antibióticos. Si la pared intestinal se vuelve permeable, entran sustancias en la sangre que no deberían pasar y esto puede desencadenar infecciones o enfermedades”, apunta.

Por ello, los expertos en aparato digestivo insisten en que es necesario recordar que "una mala alimentación, pobre en fibra y rica en grasas, el uso indebido de antibióticos y antiinflamatorios, el consumo de tabaco y alcohol, así como una higiene excesiva o el estrés crónico perjudican nuestra microbiota (organismos que viven en el intestino) y pueden dar lugar a enfermedades como cáncer colorrectal o diabetes", alerta la experta. 

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Consecuencias de una mala dieta 

Como decíamos, las dietas exentas de fibra y en alimentos fermentados y, a la vez, muy ricas en proteínas animales, azúcares simples y grasas vegetales, un consumo excesivo de alimentos precocinados, un abuso de edulcorantes artificiales, una ingesta de alimentos con nitratos, mercurio y otros metales pesados, imposibles de eliminar por el organismo, pueden desencadenar el síndrome de hiperpermeabilidad intestinal y/o disbiosis (desequilibrio de la flora intestinal). Esto es debido a que este tipo de alimentación es la que produce alteraciones en esa barrera intestinal. De ahí la importancia de comer bien y, cuanto más 'limpio' mejor. ¿Significa que solo podemos comer alimentos sin químicos? 

"A pesar de que los alimentos ecológicos son adecuados, no siempre están al alcance de todo el mundo por su precio. Por tanto, una dieta variada, rica en frutas, verduras, proteínas vegetales, carne blanca, pescado blanco y, en menor frecuencia, pescado azul, es lo ideal. Y es que, este último es muy bueno por los omegas que tiene, pero también tiene más grasa y metales pesados, por lo que no es recomendable abusar mucho de él", matiza la especialista. Respecto a las proteínas vegetales, podemos encontrarlas en alimentos como la soja, tofu, quinoa, seitán, legumbres, arroz, amaranto, frutos secos, espirulina.

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El estrés en la salud digestiva

Los niveles altos de estrés también son una consecuencia común en nuestra era pero, por ser frecuente, no significa que sea saludable. Y menos para la salud intestinal. Recordemos, sin embargo, que el estrés es una respuesta natural y necesaria del organismo pero, si se cronifica, se vuelve en nuestra contra. "Se considera estrés malo al conjunto de reacciones fisiológicas que se desencadenan cuando el individuo sufre un estado de alta y persistente tensión nerviosa, que puede ser resultado de un exceso de trabajo, ansiedad, incertidumbre ante el fututo", aclara la experta. Este es el que tiene sus consecuencias en nuestra salud. 

La consecuencia más inmediata es la ruptura de la correcta comunicación bidireccional entre cerebro e intestino que altera gravemente el buen funcionamiento del microbioma intestinal (o microbiota) y de la permeabilidad intestinal. La microbiota es un conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino y cuya función, entre otras, es reforzar el sistema inmune. Debido a que el intestino tiene una relación directa con el cerebro, "técnicas como el mindfulness pueden ser altamente beneficiosas para el aparato digestivo”, señala. 

¿Qué pasa con el exceso de higiene?

"La hipótesis de una higiene excesiva en las sociedades occidentales es otro factor detonante de la disbiosis, y de la proliferación de enfermedades atópicas y autoinmunes", afirma la especialista en aparato digestivo. De hecho, en 1989, el inmunólogo David Strachan planteó la posibilidad de que el incremento del asma y de las enfermedades alérgicas en los niños de países occidentales podría deberse a la progresiva reducción de los miembros de la unidad familiar, la exposición cada vez más limitada a los animales en los hogares y a los estándares de higiene alcanzados.

¿Cómo proteger la flora?

Además de llevar una dieta sana y un estilo de vida saludable, también debemos tratar de reducir al mínimo, y evitar si se puede, otros hábitos que pueden dañarnos. Por ejemplo, no tomar medicamentos sin prescripción médica o consumir sustancias nocivas como el tabaco o el alcohol. "Si evitamos todas estas causas, evitaremos el el síndrome de intestino permeable", concluye la experta Silvia Gómez Senent

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