¿Cambiar el suelo anticuado o estropeado de tu casa sin obras? ¿Darle un nuevo aspecto a una estancia con un suelo fácil de instalar? En los últimos años, ha aparecido una gama de suelos que responde a esta idea, con multitud de acabados y en materiales resistentes, de fácil limpieza y con otras características que te vamos a descubrir a continuación. Son los suelos de vinilo o vinílicos y los de linóleo, ambos denominados pavimentos flexibles (elaborados con materiales elásticos), que significa que se sitúan entre los pavimentos blandos (moquetas) y los pavimentos duros (piedra o madera).
Suelos de vinilo o vinílicos: ¿qué son?
El suelo de vinilo es sintético y está fabricado a partir de PVC. En la capa superficial hay un papel decorativo que es el que le da el aspecto al suelo. El que imagines (madera, mármol, terrazo, textil, cemento, baldosa hidráulica…) y se le aplica una capa de tratamiento con poliuretano para resistir rasguños, manchas y bacterias, además de mejorar su abrasión.
Aparece en el panorama decorativo en los años 50 y en los 70 es un tipo de revestimientos muy demandado. Luego cae en desuso hasta que vuelve a la palestra hace unos años con las mejoras que permiten los avances tecnológicos y la variedad de acabados disponible. Sin ir más lejos el acabado madera sin serlo, con un resultado muy parecido al material natural, y con las ventajas de un suelo de vinilo como es que puede estar en contacto con el agua.
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