Los rodapiés (y también las molduras decorativas) son los grandes olvidados en la limpieza de nuestra casa. No les hacemos mucho caso a la hora de realizar las tareas domésticas y van acumulando polvo y suciedad, hasta que un buen día caemos en la cuenta. Para entonces ya están bastante sucios, por lo que dejarlos perfectos nos cuesta un esfuerzo extra. Te contamos qué debes hacer para que esto no te vuelva a suceder.
Una tarea ingrata
¿Cuándo limpiaste por última vez los rodapiés de las paredes? Esta es una de las tareas de casa menos agradecidas de todas. Además del esfuerzo que supone, por el hecho de tener que trabajar agachados, nadie nota especialmente que están limpios y relucientes. Eso sí, cuando están llenos de polvo resulta más que evidente.
Por eso, lo mejor es asumir que hay que limpiarlos y planificar el trabajo para que nos resulte lo menos tedioso posible.
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