Por mucho que sean muebles auxiliares, las mesillas de noche son uno de los elementos clave en el dormitorio, tanto por su papel decorativo como por su utilidad práctica. ¿Dónde, de no existir, íbamos a dejar todo lo que necesitamos antes de dormir o nada más despertarnos? Se nos hace imprescindible contar con una superficie junto a la cama en la que tener a mano ciertos enseres personales como, por ejemplo, nuestro despertador.
Sin embargo, y aunque las mesillas de noche son esenciales, no lo es que sean idénticas. Elegir dos modelos diferentes, de distinto diseño, forma o material, no es un error, sino que puede ser todo un acierto, siempre que se sigan unas claves lógicas.
Un alegato por la diversidad de formas
Hay quien ama la simetría en decoración y, en ese caso, puede que no esté de acuerdo con las premisas que vamos a defender hoy: que las mesillas de noche diferentes, bien escogidas, son todo un éxito.
Colocar a cada lado de la cama una mesilla de noche distinta de la otra añade una buena dosis de interés visual al espacio. Es perfecto, por ejemplo, poner un modelo de líneas rectas y otro de formas redondeadas y curvas: será una combinación perfecta.