Los flechazos decorativos existen, sin duda. Por eso, no es de extrañar que el amor del interiorista Raúl Martins con esta casa en el barrio de Justicia de Madrid fuese, aunque por casualidad, instantáneo e imaginamos que para siempre. “Pertenecía a la Embajada Alemana en Madrid y cuando quisieron venderla, tomamos rápidamente la decisión de trasladarnos. Es muy tranquila, la orientación es perfecta de cara a la luz, posee unas vistas privilegiadas al parque, sus techos son infinitos, contaba con ciertos elementos que enamoran, como la maravillosa chimenea del comedor, y nos encantaba la parte noble que conservaba tanto el edificio como la vivienda en sí”, señala.
Rehabilitación respetuosa
Para hacerla suya y adaptarla a la época actual, realizó una renovación respetuosa con la esencia original histórica. Así, restauró y copió las puertas y molduras, los suelos de madera de pino melis, los rodapiés y los zócalos… Y rehízo ad hoc la parte de la casa que tenía una reforma muy de los 80, para que todo tuviera sentido y mantuviera cierta unidad, sin perder espontaneidad.