Actual, rectilínea, cálida y de interiorismo sencillo. Así es esta casa de cristal que aunque cuenta con paredes parece que prescinde de ellas a su antojo. No importa por qué lado se mire, los amplísimos ventanales de cristal se deslizan y ocultan de tal manera que parece que cualquier rincón esté conectado con el entorno. Situada en un terreno amplio que concede privacidad, es un ejemplo de conexión total.
Una casa, tres pabellones
El estudio de arquitectura Assembledge+ y la interiorista Susan Mitnick han convertido esta casa en lo que vemos. Compuesta por tres pabellones conectados por una serie de pasillos de vidrio, la vivienda se organiza en una única planta con el objetivo de convertirse en un oasis de paz conectado con el entorno en el corazón de la ciudad de Los Ángeles. Cada ambiente, por un lado u otro de la construcción, cuenta con amplísimos ventanales que son los que se abren o cierran para que la conexión sea física, no solo visual, cuando el tiempo lo permite. Además, se trata de una casa sostenible ya que sobre el volumen central -el de mayor dimensión- se instalan cincuenta paneles solares.
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