Muy práctico: Aprende a reparar bisagras

Sigue nuestros consejos y soluciona fácilmente los problemas de tus puertas

Por hola.com

El uso diario de las cosas que tenemos en casa, es motivo muchas veces de las reformas que debemos hacer para que una vivienda brille siempre como si fuera nueva. Sin embargo, existen elementos más susceptibles a las reparaciones que otros.

Debido al continuo abrir y cerrar de las puertas, por ejemplo, nos vemos obligados a revisarlas cada cierto tiempo, especialmente las bisagras, que hacen posible su función básica.

El uso y ajetreo deterioran algunos muebles
Con el paso del tiempo, las bisagras tienden a secarse y a producir un molesto chirrido. Para evitar esto, hay que engrasarlas de vez en cuando. La operación es sencilla, ya que sólo tenéis que levantar la puerta con una cuña o elevador específico y aplicar unas gotas de aceite.

Otro de los problemas más comunes con las bisagras es que tiendan a aflojarse y esto provoque que la puerta se descuelgue ligeramente. Se comprueba abriendo la puerta varias veces y viendo si roza con el suelo. Si esto ocurre, tan sólo tenemos que sustituir los tornillos de la bisagra por otros algo más largos.

Arreglar una bisagra, simple y sencillo
Uno de los desperfectos más comunes en un mueble de cocina, es que se deteriore la cavidad que acoge la cazoleta de la bisagra. Con una serie de sencillos pasos os mostraremos cómo solucionarlo utilizando una masilla reparadora:

  1. Lo primero que hay que hacer es retirar la puerta y colocarla sobre nuestra mesa de trabajo. Debéis limpiar el orificio de posibles restos de polvo o madera con un pincel. 
  2.  A continuación, cortad un trozo de masilla y trabajadlo hasta que sus dos componentes queden bien mezclados con un color uniforme. 
  3. Una vez amasado el producto, debéis reconstruir los trozos que faltan en la cavidad donde se aloja la bisagra. Si existe exceso de masilla, proceded a retirarla con un cortante. 
  4. Una vez seco completamente el producto, tenéis que repasar suavemente la zona con una lija de mano de grano fino. 
  5.  Después, tenéis que pintar la superficie del mismo color que el resto de la puerta. Es recomendable utilizar un rodillo de espuma, porque la superficie sobre la que vamos a trabajar es lisa. 
  6.  Para finalizar, dejad secar la pintura y colocad la bisagra de la cazoleta en su posición, haciendo unos agujeros guía con una broca fina para madera. Después, fijad la bisagra con unos tirafondos.

Ya tenéis lista la puerta para colocarla de nuevo en su sitio. Con esta sencilla reparación, ya tenéis la seguridad de que la puerta y su bisagra quedarán perfectamente sujetas.

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