En agosto pasado, Brenda Kellerman y Ferdinando Valencia honraron la memoria de su hijo Dante en su primer aniversario luctuoso. El duelo por la partida de su pequeño está todavía presente y, con el tiempo, el actor ha repasado una y otra vez lo sucedido descubriendo varias inconsistencias relacionadas con las decisiones que tomaron los médicos en los hospitales que recorrieron con la esperanza de que Dante se salvara. Durante una sincera entrevista para TVNotas, el actor abrió su corazón y narró el vía crusis que representó para su pequeño quien, según dijo, fue víctima de la negligencia de varios doctores y enfermeras que suministraron medicamentos con los que su condición de salud se vio comprometida y que terminó por debilitarlo.
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El actor comenzó recordando que decidió que sus hijos nacieran en Estados Unidos con el fin de ofrecerles los mejores cuidados, a pesar de que, en ese momento, su condición económica no era la mejor: “Yo venía de perder mi exclusividad, de perder los beneficios que tenía, era un momento difícil en la que aposté a las condiciones en las que quería tener a mis hijos y las matemáticas fueron muy difíciles en ese entonces. Ahí era donde yo sentía que, lo que sea que había ahorrado valía la pena”. Aunque Ferdinando y Brenda estaban felices con la llegada de sus bebés, las complicaciones se presentaron casi de inmediato: “Para Brenda, no sólo era dar a luz, sino también el problema de la preclamsia, sus condiciones eran más una amenaza y Dante estaba en cuidados intensivos”.
Ferdinando contó que, luego del nacimiento de sus mellizos, Dante fue llevado al área de cuidados intensivos, una situación que no termina de entender: “Hoy en día observamos lo que son parámetros internacionales, por lo que son exactamente iguales en todos los lugares y mi hijo no estaba necesariamente en condiciones de estar en cuidados intensivos, pero detrás de la mayor bondad y la gracias de la medicina, también existen personas que comercializa este uso”. Tras salir del hospital, a los pocos días, Dante regresó al nosocomio, fue cuando les dijeron por primera ocasión que el bebé tenía una bacteria que, está casi seguro, adquirió durante su tiempo en cuidados intensivos: “Llegamos a este segundo hospital, donde ahí nos dieron el diagnóstico: ‘Tu hijo tiene meningitis bacteriana”, recordó.
El actor recordó que, debido a que en aquel hospital no tenían la capacidad para atender al bebé, fue trasladado a otro en Miami: “Se busca la mejor manera para atacarlo con dos antibióticos, se ataca y ahí viene otra desgracia, se empieza a suministrar y, al quinto día, nos dicen, ya lo superamos, ya no hay meningitis bacteriana, ahí hay un error en el hospital porque suministraron un medicamento equivoco, por lo tanto, era como una pelea, golpeaba una bacteria, más no la mataba. Aunque no había acabado con la meningitis, Dante fue dado de alta: ‘Nos lo entregan, no lo certifican, nos dan una carta (…) llevábamos tanto tiempo que lo que queríamos era regresar a México para compartir la alegría de tener a nuestros mellizos. Regresamos, vamos directamente a mi tierra y no duramos ni una semana cuando, lo llevamos al doctor y estando con él, ahí empieza a convulsionar”.
Su estancia en México
Ya en nuestro país, la historia para Dante no fue diferente, todavía con el diagnóstico de meningitis bacteriana, el pequeño estuvo internado en dos hospitales donde, según narró Ferdinando, las decisiones fueron cruciales para el fatal desenlace, como la respuesta que le dieron cuando lo ingresó en el primer hospital en Colima: “‘Te lo voy a atender, pero si un día vemos que no podemos con el niño, te lo vas a tener que llevar a un hospital más cercano a Guadalajara’, entonces, eso era una mentira y la lógica me lo dice (…) pero mi hijo, con la bacteria trabajando, no por este proceso, sino por todos los anteriores, tenía meningitis bacteriana, hidrocefalia, insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca, problemas pulmonares y demás, es o no es una mentira que tú me digas a mí: ‘el día que ya no pueda’. Esos fueron días que absolutamente representan una tragedia que debió haber sido salvación”, comentó. Durante su estancia en aquel hospital, Ferdinando detectó una negligencia a la hora de aplicar el medicamento que, con el tiempo tuvo consecuencias muy graves: “Después yo me entero que, ese medicamento, o se coloca de esa manera o es altamente convulsivo, entonces, ustedes especialistas de la salud lo fueron matando con sus expertos económicos”.
Fue entonces que Dante fue trasladado a Guadalajara donde su salud empeoró: “Mi hijo tenía colocados, en su cuerpecito, de 10 a 12 aparatos simultáneamente, me lo atienden y le empiezan a controlar todos los elementos (…) Tengo los audios donde me dicen, tu hijo va a estar bien. Llego un día al hospital a ver a mi hijo y tiene su piernita negra”, fue en ese momento que Ferdinando firmó una carta para autorización la amputación de su pierna; tras aquel procedimiento y, aunque el médico les aseguró que su bebé saldría, el trágico desenlace llegó: “Un día me dice un doctor: ‘Señores, ustedes deben estar tranquilos, este niño va a salir bien. Al otro día, mi hijo se murió. Ese es el juego hospitalario, lamentablemente, en nuestro país”, finalizó Ferdinando quien sigue con los problemas con su sindicato para pagar la deuda del último hospital.