De todos los personajes que Eugenio Derbez ha creado en el departamento de caracterización hubo uno muy especial que jamás salió a cuadro, se trata del que creó para entrar de incógnito a la casa de su hijo José Eduardo a quien, debido a problemas legales con Victoria Ruffo, no pudo ver en muchos años. Durante un Live de Instagram con Luz María Doria, el comediante recordó aquella ocasión en la que tuvo que ingeniárselas para acercarse a su hijo, una situación que le provocó un dolor muy grande durante mucho tiempo. Eugenio aprovechó esta charla para dirigirse a padres que están atravesando por una separación para decirles que, lo peor que se puede hacer es separar a un menor de cualquiera de sus padres. Aunque durante la cuarentena le confesó a su hija Aislinn que él no tenía planeado ser padre, una vez que experimentó esta experiencia, descubrió que es el papel más importante de su vida.
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El tema salió a la plática cuando fue cuestionado sobre por qué, a la fecha, sigue haciendo bromas de su ex, Victoria Ruffo, fue entonces que reconoció que detrás de las risas hay un sentimiento que no ha desparecido: “Me divierto mucho cada que la menciono, pero también hay un dolor muy profundo detrás de esa broma. Yo creo no hay nada más doloroso que lo que yo viví con José Eduardo, te puedo decir que, respecto a mis hijos, fue lo que más me dolió”. Aseguró que, separar a un niño de uno de sus progenitores, causa un daño muy grande en la relación: “Cuando veo compañeros del medio que no los dejan ver a sus hijos, ya sean hombres, que no dejan ver a las mamás o, sobre todo, mamás que no dejan ver a los papás al niño digo: ‘Dios mío no lo hagan es el peor daño que pueden hacerle al niño’”, detalló.
Aunque no quiso revelar las razones, Eugenio dio a conocer que, en su caso, un juez ordenó quitarle la patria potestad del niño, un recurso que sólo se utiliza en situaciones extremas: “Para mí fue un dolor tremendo que, por tantos años, no me dejaran ver a José Eduardo, sobre todo porque ni siquiera tenía acceso, me quitaron la patria potestad, patria potestad que nada más se la quitan a los narcotraficantes, criminales, delincuentes y a mí, porque, bueno no quiero decir por qué, pero no me podía ni acercar a la casa de José Eduardo”. El cineasta aseguró que, todo el tiempo en que no pudo ver a José Eduardo, solo quería que el niño supiera que contaba con su papá.
El disfraz más especial
Ante la negativa de Ruffo y los recursos legales que le impedían la convivencia con el niño, Eugenio tomó medidas poco convencionales con las que por poco consigue un encuentro con su hijo: “Tenía ganas de decirle, ‘Hijo no soy yo’. Porque un buen día desaparecí de la vida de José Eduardo y el niño no volvió a saber de mí, cambiaron el teléfono, cambiaron todo, intenté meterme a su casa varias veces, pero estaba rodeado de guaruras porque ya anda con Omar, imagínate la cantidad de seguridad que había en el edificio, un día llegué hasta el elevador, disfrazado”, contó.
Para entrar de incógnito, Eugenio utilizó varios accesorios que, en televisión eran sus herramientas de trabajo: “Me puse barba, bigote, una gorra y llegué hasta el elevador y ya cuando estaba a punto de meterme al elevador me regresaron. Un día lo saqué de la escuela, me encontré con la enfermera, estaba muy chiquito para explicarle todo tenía, 6, 7, 8, yo quería decirle: ‘Hijo aquí estoy’. No sé qué historia le habrán contado, hasta la fecha no lo sé bien”. Aunque fueron muchos años los que no pudo ver a su hijo, en cuanto José Eduardo tuvo edad de buscarlo, comenzaron de cero a construir la linda relación que tiene ahora.