La vida de Marina de Tavira ha dado giros inesperados, y uno de ellos en una fecha muy especial: el 21 de noviembre. “Es mi cumpleaños y ese día, en el 2000, es el año en que murió mi papá. Lo acababa de ver por suerte, digamos en domingo, porque era martes…”, confesó en el programa televisivo Montse y Joe. Y aunque han transcurrido casi dos décadas desde ese acontecimiento, la estrella de Roma está segura de que existe un vínculo muy especial con él, sobre todo por la relevancia que ha tomado esta coincidencia con el paso del tiempo. Con toda sinceridad, la actriz abrió su corazón para dar detalles de ese día en que todo cambió para siempre, precisamente cuando ya permanecía enfocada en su formación como actriz.
Marina fue sincera al revelar los pormenores de ese doloroso festejo de cumpleaños, el cual se tornó gris en tan solo un instante, cuando al recibir una llamada telefónica tuvo un presentimiento de que las cosas no marchaban bien. “Habló mi mamá, era mi cumpleaños, habían ido por mi pastel y en eso fue la llamada. A mi tío Luis le dijeron que le hablaba mi mamá y yo, ‘¿por qué no pide por mí?’ Y ya después se fue, estaban cantando el pastel y mientras lo estaban cantando yo sentía, ‘algo acaba de suceder’, como que recuerdo ese momento de las velas y de apagarlas sabiendo que había pasado algo. No sé esas cosas por qué las sabes…”, dijo.
Y aunque siempre es reservada con los asuntos de su vida personal, Marina relató lo que ocurrió después de esa llamada telefónica: el festejo se había esfumado tras la lamentable noticia de la partida de un ser querido, exactamente el mismo día en que celebrara por un año más de vida. “Ya luego llegó Luis, me dijo: ‘vamos a hablar’ y ya cuando salí ya no estaban ahí, ni el pastel, ni nada. Y era 21 de noviembre…”, evocó así este amargo episodio, al que con el tiempo ha podido otorgar un lugar especial entre sus recuerdos.
Pero la fortuna de haber visto a su padre poco tiempo antes de su fallecimiento es hoy otro de los privilegios que atesora de forma entrañable, la imagen imborrable de una escena que tuvo lugar minutos después de que ella bajó del escenario. “Yo en esa época vivía en una especie de comuna teatral que se llamaba San Cayetano, un proyecto teatral que hubo, y yo ahí vivía. Venía a la Ciudad de México a dar funciones, la última vez que lo vi fue afuera de mi camerino después de que me vio en el teatro y me regresé porque estábamos ensayando otra obra allá…”.
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Lo cierto es que, de manera profunda, Marina reconoce la mágica circunstancia que otorgó sentido definitivo a la celebración de su cumpleaños, pues años más tarde en esta misma fecha inició uno de los capítulos más gratificantes en su vida como actriz. “Curiosamente ahora, 19 años después de su muerte, se estrena Roma, un proyecto tan importante para mi vida, para mi carrera, para México ese mismo día. Ese es el día en que se estrenó en salas cinematográficas…”, afirmó. Y no solo eso, porque además la actriz ha reinterpretado el 21 de noviembre con la firme idea de que el apego hacia su padre será para siempre. “Eso sería dolorosísimo, terrible, cualquier día del año y al final que haya sido ese día me siento vinculada de una manera especial, alguna forma de unirnos. Ese día nací yo; 27 años después ese día se fue él…”, dijo.