Marta Sánchez

Marta Sánchez no era ajena a la música. Su padre, don Antonio Sánchez Camporro, de nombre artístico don Antonio Campó, era bajo en el mundo de la ópera. Y su padrino... nada menos que Alfredo Kraus. Una carta de presentación multiplicada por el valor de su voz, muy cuidada, y su imagen camaleónica de mujer decidida con un toque entre pícaro e ingenuo a lo Marilyn Monroe.

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8 Mayo 1965

Madrid


Horóscopo : Tauro


Marta Sánchez camina hoy por el panorama nacional discográfico con la seguridad que le da, además de su natural decidido, la experiencia acumulada en los escenarios y estudios. Su vocación nació casi con ella. Con cuatro o cinco años, mientras su hermana gemela, Paz, se dedicaba a menesteres más tranquilos, ella no dudaba en interpretar para quien quisiera verla temas tales como Gwendoline o aires más flamencos a lo María de la O.

Marta Sánchez niña se atrevía casi con todo... incluso con soñar a ser una cantante famosa, la número uno, y firmar autógrafos sin descanso. Aunque tuvo que esperar unos pocos años a que sus sueños infantiles se hicieran realidad, en la adolescencia bordeó su sueño, sus cinco minutos de gloria que le supieron a poco: apareció con su guitarra (regalo de sus padres en la Primera Comunión) a los doce años en el programa infantil, presentado por Torrebruno, Sabadabadá.

Tras aquel primer encuentro con las cámaras, el público, y el micrófono al frente espiando cada respiración, Marta Sánchez cada vez vio más claro que su futuro pasaba, sin remedio, por convertirse en artista. Y de las grandes. La oportunidad le llegó como vocalista de un grupo modesto, llamado Cristal Oskuro. Participaron en un concurso organizado por la Comunidad de Madrid en una conocida discoteca y quedaron en tercer lugar. Aquel bronce en su debú le valió para que el técnico de sonido de Olé-Olé, Tino Azores, se fijara en su voz y pensara en ella como una excelente sustituta de la voz de Vicky Larraz.

Tenía Marta 19 años y todo un mundo que llevarse por delante. Triunfó desde que, con desparpajo y soltura, se subió a los escenarios con su nuevo grupo, acariciara con su voz sensual el micrófono y entonara los primeros acordes de la mítica Lilí Marlen. Con Olé-Olé, Marta Sánchez encontró la escuela que necesitaba para irse formando, a base de trabajo, como cantante de elite. España se quedó pequeña, y Marta Sánchez con la banda cruzó el charco para conquistar las Américas. Una vez más en su trayectoria, logró sus propósitos.

El amor
En octubre de 1991 decidió emprender una carrera en solitario. Marta Sánchez nunca ha sido artista de prisa y oportunismo en el mercado. Cada trabajo se lo prepara concienzudamente; elige con mimo cada uno de los temas; busca a los mejores profesionales. Le gusta tomarse la música muy en serio. Después de una breve incursión en el mundo de la interpretación, protagonizo la película Supernova, en 1993 vio la luz su primer trabajo en solitario, Mujer. El año siguiente conserva en la memoria de la cantante un sabor especialmente: por una parte, se confirma el éxito de su disco y, por otra, se casa muy enamorada de su novio, Jorge Salatti. Sin embargo, el matrimonio fracasa en apenas un año.

Tras la separación, muchos fueron los rumores sobre posibles amores de la cantante. Sin embargo, el amor pareció haberle llegado de nuevo de la mano de Jesús Cabanas,con quien contrajo matrimonio en 2002. Al año siguiente fueron padres de una niña a la que han llamado Paula.