Jack London

Fue marinero, pirata y buscador de oro y eso le llevó a escribir los mejores cuentos y novelas. Autor de La llamada de lo salvaje y Colmillo Blanco vivió la vida al límite, gastaba más de lo que ganaba y jamás escribió por dinero. Su vida se apagó nada más cumplir los 40, los excesos acabaron pasándole factura.

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California, Estados Unidos



John Griffith Chaney, más conocido como Jack London, nació el 12 de enero de 1876 en San Francisco, California, fue un novelista, periodista y activista estadounidense famoso por escribir La llamada de lo salvaje y Colmillo Blanco, así como tras cincuenta obras más que lo llevaron a convertirse en uno de los escritores mejor pagados y más traducidos de Estados Unidos.

La vida errante de Jack London

Abandonado por su padre, un astrólogo errante, fue criado en Oakland, California, por su madre espiritista y su padrastro, un veterano de la guerra civil del que tomaría el apellido. A los 14 años dejó la escuela y decidió buscarse la vida. Trabajó cargando carbón, de pirata robando ostras, a bordo de un barco de focas en el Pacífico y en una fábrica de conservas. Su tiempo libre lo dedicaba a leer novelas y libros de viajes en bibliotecas públicas.

Su vida como escritor, o mejor dicho, la primera vez que Jack London decidió sentarse a escribir fue en 1893. Tras una experiencia bastante traumática en alta mar cuando un tifón casi acaba con su vida cuando trabajaba de marinero, el aventurero, que por aquel entonces tenía tan solo 17 años regresó a casa y fue entonces cuando en uno de los periódicos locales vio un anuncio sobre un concurso de escritura y su madre le animó a que escribiera lo vivido. Consiguió el primer premio superando a los estudiantes universitarios de Berkeley y Stanford.

Animado por este triunfo, decidió perseguir su sueño y empezó a escribir cuentos, pero no encontraba editores dispuestos y tras matricularse brevemente en la Universidad de California en Berkeley dejó todo para unirse a la fiebre del oro que se había desatado en la región de Klondike del territorio del Yukón canadiense. Al regresar al año siguiente, todavía pobre y sin poder encontrar trabajo, decidió perseguir de nuevo su sueño de ser escritor.

'La llamada de lo salvaje' y 'Colmillo Blanco'

En 1899 comenzó a publicar cuentos en la revista literaria Overland Monthly y fue ganando una gran aceptación. Su primer libro, El hijo del lobo, que era una recopilación de las historias que había ido publicando y se vendió mucho mejor de lo esperado. Después llegó uno de sus grandes éxitos La llamada de lo salvaje (1903), que contaba la historia de un perro que encuentra su lugar en el mundo como perro de trineo en el Yukón.

Durante el resto de su vida, London escribió y publicó de manera constante, completando unos 50 libros de ficción y no ficción en 17 años. Y aunque se convirtió en el escritor mejor pagado de Estados Unidos durante aquella época, sus ingresos nunca coincidieron con sus gastos y jamás sintió la necesidad de escribir por dinero. Entre sus obras figuran títulos como La gente del abismo (1903), que ofrecía una crítica mordaz del capitalismo; el ya mencionado Colmillo Blanco (1906), un cuento popular sobre un perro lobo salvaje que se domestica; y John Barleycorn (1913), una especie de memorias en las que detalla su batalla de toda la vida contra el alcohol.

Sus dos matrimonios

En 1900 se casó con Bess Maddern, con la que tuvo dos hijos y de la que se separó poco después para casarse con su secretaria, Charmian Kittredge, junto a la que navegó por el Pacífico y los Mares del Sur a bordo del 'Snark', un queche de 16,7 metros, y que le llevaría luego a escribir relatos basados en la cultura de la Polinesia.

Fruto de su afán por vivir nuevas experiencias, compró un rancho en California, 'Beauty Ranch', un enorme territorio que se dedicó a explorar él mismo con su caballo. Allí se dedicó a la cría de animales, al cultivo de las tierras y allí fue donde pasó el final de sus días.

Su muerte a los 40 años

Durante gran parte de la última década de su vida, el afamado escritor tuvo que hacer frente a varios problemas de salud. Fumador empedernido, sufrió desnutrición y escorbuto durante sus años buscando oro y eso sumado a su gran afición por la bebida acabaron pasándole factura. Todo eso unido al cloruro de mercurio tóxico que usó para tratar las lesiones cutáneas provocadas por el pian que contrajo cuando navegó en el 'Snark' se creen que podrían haber provocado la insuficiencia renal que acabó con su vida el 22 de noviembre de 1916 cuando tan solo tenía 40 años.