En estos días de calor es común que busquemos opciones para refrescar nuestra piel, pero sin comprometer su apariencia y salud. Es ahí donde entran las aguas termales, productos muy populares dentro de la dermocosmética, pero, qué son exactamente. Se trata de agua que se obtiene de fuentes termales, es decir, el líquido proveniente de las profundidades del suelo, donde se calienta por la actividad geotérmica. Conforme el agua termal sube para llegar al manantial, pasa a través de rocas y tierra que se disuelven para agregar minerales al agua. El contenido mineral de cada agua termal depende del lugar donde esté la fuente, aunque generalmente contienen sodio, potasio, calcio, zinc y magnesio, minerales que están presentes de forma natural en la capa natural de la piel denominada Factor de Hidratación Natural, (NMF en sus siglas en inglés). Con base en esta composición de las aguas termales y de su similutud con el NMF, es que algunas marcas ofrecen sprays y brumas con aguas termales destacando múltiples propiedades. Además de suavizar y refrescar la piel, a estos productos se les atribuyen cualidades hidratantes, antibacterianas, desinflamatorias y calmantes, por lo que suelen ser indicadas para pieles sensibles o propensas a irritaciones. También se cree que las aguas termales refuerzan y protegen la piel de los radicales libres por sus capacidad antioxidante, lo cual es importante para evitar los signos de envejecimiento. Sin embargo, es importante señalar que algunos de los estudios que avalan los beneficios de las aguas termales para la piel son realizados por las mismas empresas dermocosméticas, aunque eso no significa que éstas carezcan de propiedades, ya que de hecho se han convertido en favoritos de muchas personas para el cuidado y la preparación de su piel, incluso hay dermatólgos que las recomiendan para refrescar la piel a lo largo del día. Aquí hemos reunido algunas de las más populares, sólo recuerda recurrir antes a un especialista en piel para que te indique qué es lo mejor para tu cutis.