Hambre emocional, ¿la culpable de tu aumento de peso?

Por Silvana Becerra Tavano

¿Te ha pasado que llegas a tu casa cansada después de un día largo de trabajo y tienes antojo de comer algo lleno de carbohidratos? A esto se le llama ‘hambre emocional’ y como este hay muchas situaciones en las que comemos por estrés, por tristeza, por aburrimiento o incluso, por alegría. Generalmente este tipo de comidas están llenas de carbohidratos y de azúcar, porque es muy raro que en esas situaciones se te antojen unos apios con limón o una ensalada.

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Los expertos se refieren a este tipo de hambre como la búsqueda de alimentos para conseguir una distracción o un bienestar momentáneo y en la mayoría de los casos, es el gran responsable de los kilos de más. Regular las emociones que no sabemos controlar, con comida es más perjudicial, pues ese ‘vacío’ no se va pero las calorías sí se quedan, lo que puede resultar en que te sientas mal después de comer y todo se convierta en un círculo vicioso.

Antes de que te preocupes, tienes que saber que el hambre emocional es algo que pasa con mucha frecuencia y que le pasa a todas las personas. Lo que debes de aprender a hacer es conocerte para que puedas controlar esos impulsos y distinguirlos de cuando realmente tienes hambre.

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¿Cómo saber si tienes hambre emocional?

  • Cuando no has comido el hambre comienza a aparecer poco a poco, dependiendo de tu saciedad. El hambre emocional por el contrario, aparece de forma urgente y de un momento para otro.
  • Antes de meterte a la boca un paquete de galletas, tómate un vaso con agua y espera unos minutos, esto calmará tu ansiedad y te darás cuenta si realmente tienes hambre.
  • Cuando te de un ataque de hambre, haz conciencia sobre lo que te está pasando. ¿Estás triste, cansada, tuviste un día pesado? Haciendo este tipo de análisis podrás detectar las situaciones que te hacen caer en esto.

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Una vez que has identificado el hambre emocional, evítala con estos sencillos consejos:

  • Si estás aburrida pon tu atención en otra cosa, haz algún juego mental o distráete.  
  • La oficina o la casa son los lugares en donde más ‘ataca’ esta hambre emocional. Esto muchas veces se debe a la rutina, así que en vez de dirigirte a la cocina, da un paseo al aire libre o camina un poco, esto te hará recuperar la energía sin comer.
  • Medita y trata de resolver lo que sientes, haz respiraciones e intenta canalizar tus emociones por otro camino como haciendo ejercicio o platicando con amigas.
  • Cambia la carga de azúcar por una fruta o un alimento saludable, generalmente los batidos funcionan muy bien porque tienen una consistencia que te ayudan a controlar la ansiedad.