Pocos momentos tan emocionantes en una boda como la llegada de la novia. El esperado día ha llegado y Meghan Markle ha hecho su espectacular aparición en la capilla de St. George en el Castillo de Windsor. Enfundada en un hermoso vestido de cuello de ojal , la novia del Príncipe Harry ha sorprendido a propios y extraños con su belleza al descender del auto en el que viajó con su madre, Doria Ragland.

Fiel a su personalidad, Meghan no perdió la sonrisa en ningún momento al ir saludando a las personas que desde hace días esperaban el gran día en las calles de Windsor. Éste era uno de los instantes más esperados de la boda, cuando por primera vez se daría un vistazo al secreto mejor guardado de esta ceremonia, el vestido de novia. La primera impresión no podría haber sido mejor y al momento de descender del automóvil ya a nadie le quedaba duda, la elección del vestido fue perfecta para la novia.

El Príncipe Harry, visiblemente nervioso, observó encantado a sus sobrinos como parte del cortejo nupcial. Se le veía como pocas veces, serio, el rostro completamente nervioso pero una vez que pudo hablar con su novia, se dejó ver la sonrisa y el color regresó a su rostro. En más de una ocasión, el Príncipe pasó su mano por sus labios, en un claro movimiento de nervios, ante el momento más importante de su vida. Mientras que la novia, acostumbrada a las cámaras, trataba de mantener la calma y dejarse ver serena, poniendo atención a la ceremonia.

Tal como se había anunciado, Meghan decidió no tener damas de honor y hacerse acompañar únicamente por sus pajecitos. Si en la boda de los Duques de Cambridge, Pippa Middleton fue la protagonista inesperada de la llegada de su hermana, en esta ocasión el Príncipe George y la Princesa Charlotte también tuvieron su momento. Perfectamente ataviados en diseños de lo más tiernos, los Principitos se mostraron muy formales para acompañar a la prometida de su tío.

Los invitados han comenzado a llegar a la boda de Harry y Meghan

Harry, el perfecto príncipe de cuento, ha llegado a su boda

Como se anunció menos de 24 horas antes de la ceremonia, el Príncipe Carlos ha sido el elegido para entregarla en el altar, después de la polémica que se vivió con su padre. Aunque se tenía planeado que Thomas Markle fuera quien cumpliera con esta labor, debido a los contratiempos que enfrentó, tuvo que ser sometido a una cirugía que le impidió realizar el viaje a Reino Unido.