La familia real británica tiene una tradición casi sagrada cada 25 de diciembre que es asistir a la misa de Navidad. Una liturgia que tiene lugar en el interior de la iglesia de Santa María Magdalena, ubicada en Sandringham, donde Isabel II posee una de sus residencias privadas. Normalmente suelen acudir todos juntos protagonizando un paseíllo lleno de flashes, pero este año todo ha sido mucho más discreto por culpa de la pandemia. Para Louis de Cambridge, hijo del príncipe Guillermo y Kate Middleton, ha sido sido la primera vez que se unía a este importante evento familiar. Así, tras celebrar estas fechas en su residencia de Norfolk, Anmer Hall (en la que estuvieron los padres de la duquesa, Carole y Michael), el hijo del príncipe Carlos y Diana de Gales ha sido fotografiado muy sonriente conduciendo su coche junto a su mujer y los tres niños, George, de ocho años, Charlotte, de seis, y Louis, de tres, en los asientos traseros cuando salían de la ceremonia.
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Muy elegantes, Guillermo vestía camisa, chaqueta y corbata y Kate una blazer a cuadros, un jersey de cuello vuelto y un sombrero de plumas, los duques de Cambridge disfrutaron de un día familiar en el que no ha estado la reina Isabel II, que tuvo que hacer cambios de última hora en los planes navideños de este año debido al rápido crecimiento de los contagios de la Covid-19 en Reino Unido. Sí acudieron a la capilla de San Jorge el príncipe Carlos junto a su esposa, Camilla de Cornualles, quien iba con paraguas en mano por las inclemencias del tiempo, así como el príncipe Eduardo y su mujer, Sofía de Wessex, además de los duques de Gloucester.
Tradicionalmente, los miembros de la familia real británica se detienen y hablan con el público en el camino a la iglesia, pero el aumento de los contagios de covid ha obligado a la prudencia y a poner límite a las concentraciones de gente. Aunque haya sido más discreto, ha sido un día importante para el príncipe Louis que asistió a la misa por primera vez antes que sus hermanos, que se estrenaron en esta tradición familiar en 2019, cuando tenían seis y cuatro años. Entonces, hicieron el paseo desde la casa de campo cogidos de la mano de sus padres y muy pendientes de todo lo que ocurría a su alrededor.
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Las familia real británica pone fin a una fiestas un tanto agridulces. Ha sido la primera Navidad que la reina, que ha permanecido en el Castillo de Windsor durante el periodo festivo, pasa sin el duque de Edimburgo, fallecido el pasado mes de abril a los 99 años, escasos días antes de cumplir 100. Y aunque estaba previsto que sus hijos, nietos y bisnietos la arroparan en estas complicadas fechas navideñas, finalmente no siempre ha podido tener cerca a todos sus seres queridos.
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