Nicole Kidman confiesa que interpretar a Virginia Wolf agravó su depresión tras el divorcio con Tom Cruise

Su papel de la famosa escritora en la película 'Las horas' le valió un Oscar en 2003

Por B. Moreno

La salud mental es un tema que va cobrando está cobrando mucha importancia, cada vez se habla de ella con mayor naturalidad y son muchos los rostros populares que han contado su experiencia para tratar de visibilizar este problema. En esta ocasión ha sido una de las actrices más famosas de Hollywood, Nicole Kidman, quien ha querido compartir una confesión muy personal. Aunque su papel en Las horas le valió el premio Oscar a la Mejor Actriz en 2003, el dar vida a la escritora Virginia Wolf agravó la depresión que sentía. La intérprete de Días de Trueno, de 54 años, acababa de divorciarse en ese momento de Tom Cruise, el que fuera su marido durante 11 años y con el que había adoptado a dos de sus hijos, Isabella y Connor, y ponerse en la piel de la autora hizo que en aquel momento se sintiera en un lugar "alejado" y "deprimido". "No estaba en mi propio cuerpo", ha afirmado la artista, por primera vez, durante una entrevista en el espacio This Cultural Life de Radio 4, perteneciente a la BBC.

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Durante el transcurso del programa, la protagonista de Australia ha hecho referencia a algunos de los pasajes más significativos de la película ha afirmado que estaba tan metida en el papel que se dejó llevar completamente por el espíritu del personaje. La escena final del film refleja como Virgia Wolf terminó suicidándose en 1941 en el río Ouse, muy cerca de su casa de Sussex. Mientras rodaba esa dura secuencia para la que no quiso que se utilizara un doble, la propia Nicole estaba librando su propia batalla de salud mental. "No sé si alguna vez pensé en el peligro. Estaba tan metida en ella... me puse las piedras en los bolsillos y me metí en el río. Una y otra vez. Probablemente, no tuve lo suficientemente en cuenta el peligro", ha desvelado sobre la escena en la que la escritora se quitaba la vida. La protagonista de Eyes wide shut ha confesado que "Virginia fluyó a través de mí. Yo era un recipiente prácticamente abierto para que esto sucediera".

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Nicole no le reveló a nadie lo que le estaba ocurriendo en ese momento, aunque sospechaba que el director, Stephen Daldry, lo intuía. "Creo que Stephen fue tan delicado conmigo porque lo sabía", ha declarado. También ha aseverado que "la depresión te golpea en momentos diferentes". La intérprete de La Brújula dorada ha admitido que "estaba abierta a comprenderlo" y que sentía una gran receptividad hacia el personaje ya que pensaba que probablemente era "parte de la belleza de la vida del actor". Nadie podía sospechar hasta en ese momento que la magistral interpretación por la que se alzó con la preciada estatuilla fue un proceso mucho más duro para ella de lo que nadie había podido imaginar.

Nicole Kidman ha proseguido explicando que, además de su experiencia interpretando a Virginia Wolf, "he indagado y atravesado tantas situaciones de salud mental, de pérdida, de ideas, de alegría, y he dado vida… ya sabes, la vida es lo que es", y ha explicado que ahora se dedica mucho más a investigar sobre esos aspectos que cuando tenía 14 años, y que es perfectamente consciente del valor que eso tiene. "Definitivamente no quiero cerrarme a medida que envejezco. Quiero ser más abierta, estar más disponible y ser más libre", ha afirmado artista.

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Es la primera vez que la actriz revela este pasaje de su vida, pero no la primera en la que habla sobre su divorcio de Tom Cruise. En una entrevista con la revista Who en 2012 desveló que, cuando su matrimonio no funcionó, tuvo que encontrar su camino "a través de la depresión", una experiencia de la que "no se arrepiente" ya que fue parte de su "crecimiento". En ese momento explicó que parte de esa depresión fue debida a los problemas para concebir que tuvo con el protagonista de Misión imposible y que, tras fallar el tratamiento de fertilidad y sufrier varios abortos espontáneos y un embarazo ectópico, pensó que nunca podría tener un hijo biológico. Sin embargo, en 2008, la actriz fue madre junto a su actual pareja el cantante Keith Urban, con quien se casó en 2006 y con quien dio la bienvenida a su hija Sunday Rose. En 2010 la familia creció y llegó a sus vidas otra niña, Faith Margaret, en esta ocasión a través de un vientre de alquiler.