Aunque en muchos países se han comenzado a tomar medidas para erradicar el uso de animales en espectáculos, así como evitar su cautiverio, en algunos parques de diversiones aún existen especies atrapadas y condenadas a una vida sin conocer la libertad. Tal es el caso de Kiska, una orca que vive en el parque acuático MarineLand, en Canadá, la cual tiene una historia de vida desgarradora y que se ha convertido en el estandarte de muchas causas pro animales, quienes han puesto su caso en evidencia, para así denunciar la crueldad a la que son expuestas muchas especies al ser sacadas de su hábitat natural. Kiska es la única orca que vive en dicho parque, pues sus compañeras y sus cinco crías no han sobrevivido a la vida en cautiverio, algo que sin duda ha causado estragos en su estado de ánimo, llevándola a tener conductas sumamente preocupantes, pues se le ha visto golpeándose en contra de los cristales de su estanque.

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Ha sido gracias a Phil Demers, antiguo empleado del parque, que el caso de Kiska ha cobrado relevancia en las redes sociales. Y es que Phil ha difundido un video en el que se puede observar a la orca golpear su cabeza de forma violenta en contra de su estanque, una imagen por demás desgarradora que ya le ha dado vuelta al mundo y que se ha viralizado en redes sociales, donde incluso ha surgido el hashtag #FreeKiska. “Por favor, mire y comparta. Esta crueldad debe acabar”, suplica Demers en un tuit en el que también explica: “Este es un comportamiento peligroso y autodestructivo. Kiska está angustiada”.

El clip dura apenas 30 segundos, pero son lo suficientemente fuertes para hacer llegar el mensaje del exempleado del parque, quien con su tuit intenta crear conciencia sobre lo importancia de evitar a toda costa tener animales salvajes en cautiverio, así como evidenciar lo traumático que puede llegar a ser para un animal estar privado de su libertad, sobre todo en ambientes poco propicios para su supervivencia.

‘La orca más solitaria del mundo’

Como suele suceder con la mayoría de estas especies, Kiska no nació en cautiverio. El ejemplar vivía en las costas de Islandia, donde fue capturada en 1979, para después ser llevada al parque acuático como una atracción más. Han pasado más de 40 años desde entonces y la orca no ha vuelto a saber lo que es la libertad. Por si eso fuera poco, el cetáceo ha sido sometido a un aislamiento social muy cruel, pues desde hace más de 10 años vive sola en su estanque, ya que en 2011 falleció su última compañera, y ninguna de sus crías ha logrado sobrevivir, algo que sin duda le causa un gran dolor, mismo que manifiesta a través de su atípica conducta. De hecho, la orca es conocida en redes sociales como 'la orca más soltaria del muno'.

De acuerdo con el activista Rob Lott, de la ONG Whale and Dolphin Conservation, este tipo de actitudes han sido observadas en otras orcas que han pasado un largo tiempo en aislamiento y cautiverio en todo el mundo. “Lamentablemente, este comportamiento repetitivo y autoinfligido mostrado por Kiska se ha visto en otras orcas cautivas tras años de aburrimiento en tanques estériles y sin rasgos distintivos con poca o ninguna estimulación”, señala Rob en un artículo publicado en el medio británico iNews. “El estrés crónico puede comprometer el sistema inmunológico y la fisiología de las orcas cautivas y causar enfermedades y, a veces, la muerte”, añade