Stephen Amell se ha visto envuelto en un desagradable incidente. Según varios medios norteamericanos, el actor canadiense, al que conocerás por su papel protagonista en la serie Arrow, tuvo que abandonar el avión en el que iba a viajar a Los Ángeles tras protagonizar una fuerte discusión con su mujer, Cassandra Jean. Tal y como ha publicado Page Six, una azafata le pidió varias veces que se calmara, ya que parecía ebrio y estaba gritando mucho, y finalmente varios auxiliares de vuelo tuvieron escoltarle hasta la salida. "El vuelo 966 de Delta del 21 de junio tuvo una breve demora de ocho minutos después de que un viajero rebelde fuera desalojado del avión antes de su despegue en Austin", ha confirmado un portavoz de la aerolínea al mencionado portal de noticias.
Al ver todo lo que se ha publicado, el propio Amell ha querido pronunciarse al respecto para aclarar lo sucedido. "Mi mujer y yo discutimos el lunes por la tarde en un vuelo de Austin a Los Ángeles. Me pidieron que bajara la voz y lo hice. Aproximadamente 10 minutos después me pidieron que abandonara el vuelo. Y lo hice de inmediato. No me sacaron a la fuerza. Volví a reservar un vuelo dos horas más tarde y viajé a casa sin ningún otro problema. Dejo que mis emociones se apoderen de mí, fin de la historia. Debe ser que hay pocas noticias", es el mensaje que ha compartido con sus fans.
- ¿Qué es un ataque de pánico como el que ha sufrido el actor Stephen Amell?
El protagonista de Código 8 y Heels, que el pasado mes de mayo cumplió 40 años, estaba en Austin porque acudió junto a su mujer al Festival de Televisión ATX. De hecho, estuvieron publicando varias fotos y vídeos durante todo el fin de semana. Stephen y Cassandra, que también es actriz y participó en America's Next Top Model, se casaron en diciembre de 2012 y tienen una hija en común, Mavi Alexandra Jean Amell, que ya tiene 7 años.
Se contagió hace unos meses
El otoño pasado, Stephen confesó que había tenido COVID-19: "Por la noche me despertaba cada dos horas sintiendo un frío helado y un calor horrible. Entonces, me levantaba, me secaba, me cambiaba de ropa, volvía a la cama, entraba en calor y luego empezaba a sudar de nuevo, y el ciclo se repetía". Amell también contó que, por culpa del coronavirus, se mareaba habitualmente y había perdido el apetito, además de perder bastante peso durante el tiempo que estuvo en reposo. "No todo el mundo puede darse el lujo de tomarse dos semanas libres. De hecho, la mayoría de la gente no lo hace. Estamos en medio de una pandemia mundial y es difícil para muchas personas", dijo siendo consciente de lo afortunado que era de poder hacer ese parón para recuperarse.
