Miguel Bosé recuerda con mucho cariño y respeto la figura de su padre, el legendario torero Luis Miguel Dominguín, cuando habla de él. "Éramos iguales y jamás me intentó cambiar", porque "él quería tener un primogénito hecho a su medida", declara el cantante. Sin embargo, también reconoce que lo suyo fue en ocasiones una relación de amor-odio paternofilial en la que sus dos fuertes personalidades chocaban de manera irremediable. "Mi padre me quería muchísimo. Lo que pasa es que tuvimos muchos encuentros y desencuentros porque tenemos el mismo cáracter", confiesa. Durante su entrevista con Jordi Évole, el artista ha hablado también de la gran afición que tenía su progenitor por la caza y como quiso transmitírsela a él. "Yo tenía en mi cuarto terrarios de cristal" donde "metía bichos, como sapos y lagartinas, que agarraba" en la finca donde vivían, comienza diciendo el intérprete de Amante bandido.
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Entonces, "un día llega mi padre y le dice a mi madre: Lucía, si al niño le gustan tanto los animales, ¿por qué no caza? Si al niño le gustan los peces, ¿por qué no pesca? No lo entiendo", proseguía Miguel parafraseando lo que decía el diestro aquel día. "A él le gustaban los animales y los trofeos de las cabezas abominables que exhibía", relata el artista. "Era una manera de celebrar el poder sobre algo, porque la clase dirigente de aquella época, cazaba". También recuerda Miguel Bosé que hasta "Franco venía a cazar" a sus terrenos y "se le caía la baba con mi padre. Hay fotografías donde le ves mirándole con cara de admiración" e incluso "le llamaba "mi niño"", asegura. Por otro lado, a la pregunta de cuál fue la mayor discusión que tuvo nunca con Luis Miguel Dominguín, el entrevistado desvela que fue "un momento que me forzó a cazar" con él.
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Es en ese instante de la charla cuando el cantante comienza a relatar, con un nudo en la garganta y al borde de las lágrimas, el episodio más tenso y angustioso que vivió siendo pequeño con su padre. En aquella cacería, "disparé a una cierva y la maté", cuenta Miguel. Después, "te llevas el animal a casa, lo destripas, lo degüellas, sacas todo el estómago y te quedas con la casquería, que se deja para buitres y cuervos", explica. Sin embargo, "en el momento de rajarlo, salió un Bambi...", narra compungido el artista sobre el cervatillo sin vida que encontraron dentro de su madre. ¿Cuál fue entonces la reacción del joven Miguel?: "Recuerdo que muy mala. Me fui a por él (a por su padre) a darle puñetazos y a decirle hijo de p... y me marché caminando solo", cuenta. A continuación, desvela cómo el torero nacido en Madrid hizo que su hijo regresara.
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"¡Súbete aquí ahora mismo! ¡te he dicho que subas! ¡que eres un cobarde y un débil!", gritaba Luis Miguel Dominguín a su hijo desde su todoterreno Land Rover."Pero yo me planté, y ahí se dio cuenta de que teníamos el mismo ADN", expresa el cantante al terminar de describir la escena. Horas después, ya con el ambiente mucho más calmado y relajado, "vino a mi cuarto esa noche y se acercó, entreabrió la puerta e intuí que quería decir perdón", prosigue Miguel Bosé en su relato. "Pero él no era alguien que, desde su estatus, estuviera acostumbrado a pedir disculpas", asegura el intérprete de canciones como Los chicos no lloran. En cambio, en aquella especie de reconciliación, "me acuerdo que le dije no iba a volver a cazar nunca más en mi vida", a lo que su padre respondió: "Vale", concluye el cantante en este pasaje de su entrevista para laSexta..
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