Los Janeiro están de luto. El patriarca del clan familiar, Humberto Janeiro, de 76 años, falleció el domingo en el Hospital Universitario de Jerez de la Frontera, donde estaba ingresado a causa de un fallo multiorgánico que le mantenía en la Unidad de Cuidados Intensivos. Por allí pasaron en los últimos días sus cuatro hijos, Humberto, Jesulín, Carmen y Víctor, y allí estuvieron todos ayer, apoyándose unos a otros en este duro momento tras conocer la triste noticia de la muerte de su padre. Esta mañana el cuerpo sin vida de Humberto ha sido trasladado al cementerio de Ubrique, su localidad de procedencia, y está siendo velado por sus seres queridos en la sala de duelos del camposanto. Uno de los primeros en llegar ha sido su hijo mayor, Humberto, que aparecía visiblemente afectado y luciendo una camisa negra en señal de luto. "Muchas gracias", ha dicho cuando los reporteros le daban el pésame por la pérdida de su padre.
Después hemos visto a Jesulín de Ubrique y su mujer, María José Campanario, con el semblamente muy serio y rotos de dolor por la triste pérdida del clan de la familia. El diestro, con traje oscuro y corbata, ha llegado conduciendo su propio coche con su esposa sentada en el asiento del copiloto. El matrimonio ha recibido el cariño de los allí presentes antes de pasar a la sala de duelos del camposanto para despedirse de Humberto.
Hemos visto a Jesulín, junto a sus hermanos, llevar el féretro antes del entierro. A la salida, tras un breve pero emocionante sepelio, María José se había recogido el pelo y aparecía visiblemente afectada por la situación, un gesto que se apreciaba a pesar de las grandes gafas que, junto a la mascarilla, tapaban gran parte de su rostro.
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También ha estado Beatriz Trapote, vestida de negro con un mono y un sombrero, acultando su rostro tras gafas de sol oscuras y la imprescindible mascarilla. La mujer de Víctor Janeiro se ha despedido de su suegro en un emotivo mensaje en el que incluía fotos de sus hijos junto al abuelo. "Abuelo, prométenos que seguirás siendo feliz allí arriba", ha publicado.
Tanto ella como María José Campanario se han mostrado cercanas con los medios de comunicación que se acercaron a la zona para informar sobre el funeral. La mujer de Jesulín ha ofrecido comida a los medios de comunicación y la de Víctor Janeiro ha ofrecido su ayuda a los periodistas que estaban trabajando, tal y como ha contado el reportero de Sálvame.
Carmen Janeiro ha esquivado las cámaras a su llegada sobre las siete de la mañana al cementerio de Ubrique, según han explicado en El programa de verano, de Telecinco, sin embargo sí que ha sido fotografiada a la salida, vestida de negro, con un corte midi y una mascarilla del mismo tono que su ropa. En este espacio también han comentado que Victor Janeiro, el menor del clan, ha sido el encargado de acompañar el féretro de su padre en su último viaje, desde el Hospital Universitario de Jerez de la Frontera al camposanto.
Entre los asistentes se encontraba también Camila Naranjo, con quien Humberto Janeiro ha compartido los últimos años de su vida tras divorciarse de Carmen Bazán, la madre de sus cuatro hijos, en 2003. No han estado presentes ninguno de los nietos del fallecido, tal y como han comentado en Sálvame, en algunos casos por los problemas en la familia y en otros porque son aún muy pequeños para entender lo que está sucediendo. Este último ha sido el caso de los hijos de Beatriz Trapote.
La delicada salud de Humberto Janeiro
La salud de Humberto se había agravado en las últimas semanas, tras recibir tratamiento por unas úlceras en el pie, a consecuencia de la diabetes que padecía, y que se le complicaron con una isquemia, que agravó su estado provocándole un shock séptico y, finalmente, un fallo multiorgánico.
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Son muchas las personas que se han interesado por el estado de Humberto en las últimas semanas, y que han seguido su evolución hasta este triste final, que sus propios hijos esperaban ya en los últimos días. Beatriz Trapote, mujer de Víctor Janeiro, le enviaba un cariño mensaje hace unos días para desearle una pronta mejoría. Sin embargo, ayer lamentaba la muerte de su suegro, a quien ha definido como un gran abuelo con sus hijos, Víctor, de cuatro años, y el pequeño Oliver, de casi dos años.
