Se divorciaron en 2016 tras dos años casados y más de seis de relación, pero Brad Pitt y Angelina Jolie siguen siendo un foco de interés para el público. Eran la pareja perfecta, al menos de cara al público, y a medida que pasan los años vamos descubriendo más y más sobre su romance. No son muy dados a hablar de ello, a pesar de que recientemente parecen haber llegado a un acuerdo sobre la custodia de sus hijos y eso ha limado las asperezas. Ya pudimos oír al galardonado intérprete confirmar durante la temporada de premios que estaba en una situación mucho ahora que hace algunos años. Por su parte, la intérprete ha concedido una entrevista al diario francés Le Figaro en la que no teme recordar los malos momentos que pasó tras la ruptura, así como los motivos, relacionados con el actor, por los que vive en Los Ángeles en vez de en Europa o Camboya (de donde tiene la nacionalidad).
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Angelina afirma que se siente "más femenina" en París, ciudad que, según ella, tiene ese je ne sais quoi. Además, le une una conexión familiar al país galo, puesto que es de dónde procedía su madre. Pero cuando llegó el momento de establecerse en una residencia independiente tras su divorcio con Brad Pitt, se decidió por Los Ángeles, su lugar de nacimiento, porque era donde su ex quería seguir viviendo y así podrían organizarse mejor con sus hijos. "Europa, Francia, París... es una vida diferente, pero no es mi día a día, desgraciadamente", comenta. Sin embargo, su profesión implica viajes constantes, a los que con frecuencia le acompañan sus niños, por lo que puede seguir disfrutando de las maravillas del mundo. "Mi vida entera y mis decisiones condicionan las de mis hijos, sus necesidades y prioridades son mi prioridad, estoy atenta a todo lo que les pueda influenciar o hacer daño", explica, y es por eso que es su papel como madre el que va primero, antes que el de actriz, directora o sus compromisos humanitarios.
Tal y como cuenta ella, con la separación de Brad tuvo que reevaluar su vida y decidió que era necesario estar presente en la educación de sus hijos, por lo que no era un buen momento para embarcarse en proyectos que se alargaran mucho en el tiempo. Interpretar a Maléfica fue perfecto para ella ya que los rodajes son más breves como actriz que como directora, y porque dar vida a la reina mala de la Bella Durmiente fue como "una forma de terapia". "Encarnar a un personaje poderoso puede verdaderamente ayudar a reconstruirte cuando no te sientes en tu mejor momento", explica.
Ese momento complicado para ella llegó como fruto de su ruptura, incluso aunque no se viera de cara al público, comenta ella. "Creo que llegué a un momento al final de mi relación con Brad, al comienzo de nuestra separación, un momento complicado, en el que ya no me reconocía más. Me había convertido en... como decirlo, más pequeña, como insignificante, incluso aunque eso no se viera. Sentía una tristeza profunda y verdadera, estaba herida", compartía la actriz en esta sincera entrevista.
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