A pesar de que el coronavirus se ve reflejado en una enfermedad respiratoria y ha sido comparada con otras de este tipo como el catarro, la gripa o la influenza, el COVID-19 tiene particularidades que la hacen más compleja. Específicamente esta enfermedad, al venir de los animales, hace que el coronavirus sea un virus completamente diferente para los humanos y que todavía no se entienda profundamente su comportamiento -el que se está estudiando en este momento, ya con algunos avances-. En las redes sociales de la Organización Mundial de la Salud se resolvieron dudas del público con el fin de mostrar las diferencias entre el coronavirus y otras enfermedades respiratorias.
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La Dra. Sylvie Briand, Directora de Enfermedades Epidémicas y Pandémicas para la Organización Mundial de la Salud fue quien respondió personalmente a las preguntas del público, dando a conocer algunos detalles interesantes. Hasta el momento se sabe que esta enfermedad sí se transmite de la misma manera de las enfermedades respiratorias comunes. La saliva es la primera forma de transmisión a través de las mucosas, por lo que si alguien estornuda en una superficie y otra persona la toca para después tocar, por ejemplo, su rostro, hay posibilidad de contagio. De ahí la importancia de lavarse las manos y no tocarse la cara. Es también por esto que se pide a las personas que tienen síntomas el usar un cubrebocas para no contagiar a más personas.
Una diferencia significativa es que para la influenza hay ya una vacuna, la cual según explican las autoridades de la OMS se va actualizando cada año, según muta la cepa. En este caso, al ser una enfermedad tan nueva, no existe una vacuna o una medicina para combatirla. Tomando en cuenta el comportamiento del coronavirus en el cuerpo, la falta de un ‘antídoto’ hace las cosas más complicadas.
Otro aspecto sobre el que hicieron hincapié es que hasta el momento no se puede decir que las temperaturas altas vayan a hacer un cambio en el comportamiento del virus con la llegada de la primavera. Contrario a las creencias de algunas personas -e incluso autoridades-, al ser un virus nuevo no hay manera de saber o anticipar si habrá un cambio estacional como se da con otras enfermedades.
Además, la OMS hace énfasis a los gobiernos en contener la enfermedad, pues esta debe ser la primera medida. Según explican se deben identificar los casos, tratarlos y localizar a las personas de contacto para supervisarlas por 14 días, eso ayuda a que el contagio no crezca. Otra diferencia importante con la influenza, es que en ese caso no se busca la contención es difícil identificarlo antes de que se empiece a contagiar. Además la influenza puede provocar inmunidad, cosa que todavía no se encuentra en el COVID-19. La doctora apuntó a que se está investigando por qué en algunos casos personas que han sido dadas de alta vuelven a dar positivo tiempo después.
La edad de los pacientes más afectados es también muy diferente entre el COVID-19 y la influenza, pues en la segunda todos los grupos de edad pueden enfermarse con la misma gravedad, mientras que se ha comprobado que en el caso del coronavirus los grupos de mayor edad se ven mucho más afectados.
La doctora fue muy específica en decir que las personas que tengan síntomas mejor se queden en casa, aunque no haya probabilidad de que sea coronavirus, para poder recuperarse rápidamente y no exponerse a este nuevo virus. Además fue clara en las únicas medidas que se pueden tomar de momento: Lavarse las manos repetidamente, si estás enfermo quédate en casa para proteger a otros, si tienes que estornudar o toser hazlo en el interior de tu codo, y cuida tu salud. La doctora dio cifras de que el 80% de los casos deben ser leves y el 95% deberían recuperarse, por lo que hay mucha esperanza en la medicina moderna para luchar contra esta enfermedad. De momento, el Director General de la OMS ha anunciado que tiene un nivel de mortalidad de 3.4%, tres veces más que la influenza estacional.