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Cádiz, la ciudad trimilenaria, en 10 imprescindibles

Fundada hace 3.000 años por los fenicios, Cádiz tiene historia, ruinas y monumentos para aburrir. Pero también mercados y plazas rebosantes de vida. Y playas óptimas para dejarse de piedras y museos y pasar el día a ritmo de chiringuito y puesta de sol. Claro que, comiendo churros con chocolate y pescaíto frito, como aquí se estila, lo de lucir palmito en bañador está complicado. 

by ANDRÉS CAMPOS

MERCADO CENTRAL: TAPAS Y CHURROS
Además de los puestos de toda la vida, donde los vecinos de Cádiz llevan haciendo la compra desde 1837, esta venerable plaza de abastos, rodeada de columnas dóricas de cuatro metros de altura, alberga un rincón gastronómico donde, a precios razonables, se puede picar pescaíto frito, chacinas, sushi e incluso carne a la brasa. Si es la hora del desayuno, justo enfrente hay varias churrerías. Uno compra un papelón de churros gordos y finos y después se mete en cualquier bar para mojarlos. Esto es Cái: ¡no pasa ná!

LA PLAZA MÁS FLORIDA
Otro sitio idóneo para tomar un chocolate con churros es el bar La Marina, donde (da un poco de vértigo pensarlo) ya se servía eso mismo en el siglo XVIII. Dicen que está declarado de interés etnológico. Si no lo está, debería. Lo que sí que está, eso seguro, es en la plaza de las Flores, que es una de las más emblemáticas y animadas de la ciudad. Los numerosos puestos de flores le dan, además de nombre, un olor y un colorido extraordinarios. En el centro de la plaza hay una estatua del gaditano Columela, amigo de Séneca y gran tratadista agronómico, que aquí, entre tanta planta, está en su salsa.

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PLAYAS DE CINE
En la playa de la Caleta (imposible olvidarlo) fue donde Halle Berry emergió de las aguas con un bikini naranja y un puñal en la cadera, encendiendo como si fuera una falla valenciana al James Bond de Muere otro día. También fue uno de los escenarios donde se rodó Alatriste. A un lado está el castillo de San Sebastián; al otro, el de Santa Catalina, desde el que se contemplan unas puestas de sol embobadoras. Paseando por el Campo del Sur, que tanto recuerda al Malecón de La Habana, se llega en media hora a la playa de la Victoria, considerada la mejor de todas las urbanas de Europa.

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UN PARADOR ATÍPICO
A dos pasos de la playa de la Caleta, abierto al azul del mar y al verde del Parque Genovés, está el Parador de Cádiz (parador.es), una de las joyas de la cadena, que (cosa rara) no ocupa un edificio histórico, sino que fue levantado de nueva planta en 2012 por el arquitecto Luis Collarte. Mucha luz, mucho diseño contemporáneo y mucha tecnología, quizá demasiada para algunos huéspedes, que se lían con la domótica.

BARRIO DEL PÓPULO
El barrio más antiguo de la ciudad es una sucesión de angostas y serpenteantes calles donde queda de manifiesto el pasado árabe de la misma. A unos viajeros les recuerda al Trastévere. A otros, a la Barceloneta de su infancia. Conserva las tres puertas de la ciudad medieval (el arco del Pópulo, el de la Rosa y el de los Blancos); palacios barrocos como la Casa del Almirante; restos arqueológicos como el Teatro Romano o los de la Casa del Obispo (lacasadelobispo.com); y templos como la iglesia de Santa Cruz (que fue catedral desde 1263 hasta 1838) y la Catedral Nueva (catedraldecadiz.com). Es un barrio ideal para pasear y tapear. No lo es para circular en limusina.

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LA TORRE TAVIRA Y SU CÁMARA OSCURA
En el siglo XVIII, raro era el comerciante gaditano que no disponía en su casa de una torre-mirador para otear la llegada de los barcos cargados con las riquezas del Nuevo Mundo. De las 129 que se conservan, la de Tavira (torretavira.com) es la más alta (45 metros) y la más entretenida, pues además de la mejor vista, tiene una cámara oscura con lentes de aumento y pantalla cóncava donde se proyectan imágenes en tiempo real de la ciudad con un detalle y una viveza pasmosos. Si sus 173 escalones nos saben a poco, podemos subir también a la torre del Reloj de la catedral.

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YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO GADIR
A 50 metros de la Torre Tavira, bajo el Teatro del Títere (San Miguel, 15), se esconde el yacimiento fenicio más importante del Mediterráneo occidental, donde puede verse cómo era Cádiz hace 3.000 años. Se conservan ocho viviendas y dos calles pavimentadas con arcilla, en las que aún perduran las huellas de los bóvidos que las pisaron. El visitante alucina también con el rostro de Mattan, un fenicio que murió en un gran incendio ocurrido en el siglo VI antes de Cristo y del cual se ha hecho una reconstrucción facial usando la tecnología digital y forense más avanzada. La entrada es gratuita.

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SARCÓFAGOS Y ZURBARANES
De la importancia de esta ciudad en época fenicia dan cuenta los sarcófagos antropoides que se exhiben en el Museo de Cádiz (museosdeandalucia.es), el cual también atesora cuadros de Zurbarán, Murillo, Rubens e incluso Miró. Se encuentra en la céntrica plaza de Mina, donde nació Manuel de Falla y donde muchos gaditanos han pasado buena parte (la mejor) de sus vidas jugando, pelando la pava y terraceando a la sombra de palmeras centenarias, ficus, ceibas, araucarias y otras 30 especies de árboles más. 

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LA CUNA DE LA PEPA
El Oratorio de San Felipe Neri (Santa Inés, s/n) alberga una Inmaculada Concepción de Murillo. Ya solo por eso merece una visita. Pero es que, además, fue sede de las Cortes Generales que elaboraron en 1812 la primera Constitución Española, conocida popularmente como la Pepa, por aquello de que se promulgó el 19 de marzo. Al parecer, los padres de la Pepa eligieron este recinto porque su estructura ovalada y la ausencia de columnas facilitaban el diálogo entre diputados. Para saber más, en un edificio anexo al oratorio está el Centro de Interpretación de la Constitución de 1812

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TEMPLOS DEL PESCAÍTO FRITO
Junto con las chirigotas, son lo más gaditano que hay en Cádiz: los freidores con sus escaparates rebosantes de pescaíto recién hecho (cazón en adobo, choco, pescadilla, huevas, tortillitas de camarones…), que se puede comer in situ o llevar en papelones de estraza para que no se ponga lasio. El gran clásico de esto, casi un monumento, es Las Flores, que abrió a finales del siglo XIX en la plaza del mismo nombre (y en 1982, también en la calle Brasil, junto al Paseo Marítimo). Los freidores El Veedor (en la calle homónima) y Europa (Hospital de Mujeres, 21) son otras dos buenas opciones.

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