Los pueblos más bonitos de Italia, retratados en 10 instantáneas

En la Toscana, en la Costa Amalfitana, en la Puglia o formando parte de Le Cinque Terre. Viajamos con la mirada por Italia para elegir algunos de los pueblos con más encanto del país. Hemos seleccionado Alberobello, Manarola, Matera, Pitigliano, Portofino, Ravello, San Gimignano, Varenna, Vernazza y Positano para nuestra colección particular. ¿Añadirías alguno tú?

by hola.com

En la Toscana, en la Costa Amalfitana, en la Puglia o formando parte de Le Cinque Terre. Viajamos con la mirada por Italia eligiendo algunos de los pueblos con más encanto del país y hemos seleccionado a Alberobello, Manarola, Matera, Pitigliano, Portofino, Ravello, San Gimignano, Varenna, Vernazza y Positano para nuestra colección particular. ¿Añadirías alguno tú?

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MANAROLA
Encerrado entre dos moles rocosas, Manarola se adorna de pintorescas callejuelas y casas-torre que protegían a sus habitantes, con su plaza y su iglesita y sus mil y una esquinas sublimes en las que aguardar a esos atardeceres gloriosos que se gasta cada uno de los pueblos de Le Cinque Terre.

 

ALBEROBELLO
En la Puglia, este pueblo es famoso por sus trulli, unas sencillas construcciones cilíndricas que vieron la luz gracias a la picaresca de sus vecinos. Hoy son Patrimonio de la Humanidad.

 

MATERA
Pasear por el casco histórico de Matera, en Basilicata, al sur de Italia, significa dar un salto atrás en el tiempo y tener la impresión de estar paseando por un pesebre de cartón piedra. Escritores, artistas y directores han caído rendidos a sus encantos -sus antiquísimas viviendas conocidas como sassi y sus iglesias rupestres excavadas en la roca volcánica son Patrimonio de la Humanidad-, entre ellos Mel Gibson, que la eligió como lugar donde rodar su película La Pasión de Cristo.

 

PITIGLIANO
El emplazamiento de este pequeño pueblo de la Toscana que domina sobre una peña volcánica la confluencia de dos ríos, el Lente y el Meleta, da pistas de lo que espera en esta antigua aldea etrusca de calles empedradas que aún conserva un barrio judío con su sinagoga, no en vano llegó a ser conocida como una pequeña Jerusalén.

 

PORTOFINO
Encajonado en un pequeño entrante entre un arbolado promontorio y el mar, Portofino presume, porque puede, de ser hoy uno de los rincones más chic de todo el Mediterráneo.

 

RAVELLO
Desde los jardines de mansiones como Villa Rufolo -que fue inspiración de Wagner- o Villa Cimbrone, las vistas de la Costa Amalfitana son todo un espectáculo. De ahí que sea uno de los lugares preferidos de vacaciones de la alta nobleza italiana, además de otros personajes célebres como Rostropovich, Ingrid Bergman, Humphrey Bogart, Paul Newman o Robert de Niro.

 

SAN GIMIGNANO
En lo alto de las colinas de la Toscana y encerrado entre murallas, el pueblito medieval de San Gimignano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, está salpicado de torres con las que alardeaban de poderío sus acaudaladas familias de mercaderes.

 

VARENNA
Entre los pueblos de italianísimos nombres y aspecto transalpino que merecen atención al borde del lago Como destaca especialmente Varenna, una antigua ciudad de pescadores que hoy es uno de los más pintorescos y encantadores de este entorno, en el que Clooney ha encontrado refugio y sus colegas del cine decorado para películas como El ataque de los Clones, Casino Royale, de James Bond, y Ocean’s Eleven.

 

VERNAZZA
Con una ensenada natural que sirve de refugio a los barcos, Vernazza fue antaño el más próspero de los Les Cinque Terre, los cinco fotogénicos pueblos medievales asomados al Golfo de Génova. Como quien tuvo retuvo, las empinadas callejuelas de su casco histórico se adornan de loggias y soportales, de mansiones y torreones y, en un extremo, del castillo de los Doria que defendía a sus gentes del peligro sarraceno.

 

POSITANO
La fotogénica Positano, de abigarradas casitas de color pastel, atesora un trajín continuo de admiradores por ser desde la década de los 50 una de las mecas de los años licenciosos de la dolce vita. Es una parada obligada en la deliciosa carreterita encajonada entre el mar y la montaña que, de Sorrento y Salerno, recorre la Costa Amalfitana, o la Costiera, como le dicen aquí a este refugio de ricos y famosos.