Dolor abdominal durante el embarazo: ¿Cuándo debemos alarmarnos?

Si estás embarazada, nunca deberías ignorar un dolor abdominal muy fuerte o persistente. La mejor solución para descartar complicaciones es buscar el consejo de un especialista. Pero ¿sabes qué signos advierten de que debes buscar ayuda y ante cuáles deberías mantener la calma?

Por hola.com

Estar embarazada supone sufrir muchos cambios a nivel físico y hormonal. El futuro bebé reclama su espacio dentro del cuerpo de su madre y obliga a los órganos de la zona a adaptarse para albergar el desarrollo del nuevo miembro de la familia. Así, se producen molestias que, según el caso, son más o menos llevaderas. Junto a la hinchazón de los pechos, el cansancio, el somnolencia, el acidez, los mareos y los calambres, existe una molestia que es de lo más habitual: los dolores abdominales.

Los dolores en el estómago pueden durar varios días, aparecer y desaparecer de forma espontánea o cambiar de localización con frecuencia. Sin embargo, existen posibilidades de que adviertan de complicaciones serias en lo que respecta al curso del embarazo. La pregunta es: ¿Cuándo debemos relativizar el dolor abdominal y cuándo interpretarlo como un síntoma de que algo va mal?

Los ginecólogos y especialistas en embarazo recomiendan, ante todo, mantener la calma. Insisten en que, cuando haya dudas, la mejor opción es llamar de inmediato al médico para que él identifique la causa y nos recomiende unas pautas a seguir.

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Dolor “normal” en el bajo vientre durante el embarazo

Aunque suele ser más frecuente durante el primer y el tercer trimestre del embarazo, el dolor abdominal puede aparecer en cualquier momento, independientemente del trimestre en el que te encuentres. Puede ser momentáneo o durar varios días. Puede aparecer y desaparecer espontáneamente. Y también es propicio a cambiar su localización con frecuencia.

Una característica que tienen en común todos los dolores abdominales que no representan gravedad es su intensidad. Si el dolor es leve o moderado, no corres ningún riesgo. Estas molestias vienen producidas por tirones en los ligamentos del útero, por una mayor lentitud de la digestión, por estreñimiento, por el estiramiento y engrosamiento de los ligamentos que sostienen el útero en la pelvis, etc.

Por lo general, estas incomodidades se alivian al descansar o cambiar de posición. Los ginecólogos desaconsejan la inmovilización total en cama, pues puede perjudicar a la futura madre y al feto, ya que no solo provoca que la mujer se sienta más pesada y menos ágil, el sistema inmunitario se debilita y mentalmente estará “en baja forma”.

  • Sentarse relajadamente con las piernas elevadas.
  • Doblarse delicadamente hacia el lado en el que se sienta dolor.
  • Evitar cambiar rápidamente de posición, en especial cuando gires bruscamente de la cintura. Tantos lo movimientos bruscos como el hecho de coger peso o arrastrar bultos pesados puede acentuar el dolor.
  • Tomar abundantes líquidos. La deshidratación puede causar contracciones de Braxton Hicks.
  • Tomar una ducha no muy caliente o colocar la manta eléctrica a una temperatura moderada en el sitio en el que se sienten las molestias.
  • Caminar y hacer algunas tareas domésticas livianas puede aliviar los dolores producidos por gases.
  • Tratar de controlar la cantidad de aire que tragas. Para ello, es recomendable comer varias comidas pequeñas durante el día en lugar de comer pocas comidas abundantes. Y comer sin prisas masticando adecuadamente los alimentos y sin hablar mientras se come. Los refrescos y bebidas gaseosas, al igual que los alimentos grasos y fritos, pueden empeorar el dolor abdominal.

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¿Cuándo debemos alarmarnos ante un dolor abdominal durante el embarazo?

Existe una serie de avisos que debemos conocer para poder estar alerta en casos de que el dolor abdominal no sea inofensivo, sino síntoma de algo más grave. Así, por ejemplo, el dolor que aparece súbitamente, que es persistente y que está asociado con otros problemas como náusea, vómito, sangrado vaginal o contracciones, sugiere que el dolor no se debe a los cambios normales del embarazo, sino a otro problema. Lo mismo ocurre cuando este dolor en el bajo vientre viene acompañado de ligeras pérdidas de sangre, hemorragia intensa, fiebre, escalofríos, flujo vaginal, desmayos, molestias al orinar o náuseas o vómitos.

También puede ser síntoma de una complicación sentir contracciones de Braxton-Hicks (un tipo de contracciones esporádicas del útero que son indoloras, aunque algo incómodas) acompañadas de dolor en la parte inferior de la espalda. Con respecto a las contracciones, los médicos advierten que si se sienten más de cuatro contracciones por hora, incluso si no son dolorosas, si se producen a intervalos regulares o si tienes algún otro síntoma de parto prematuro, lo más aconsejable es acudir al centro sanitario más cercano.