El brillo de la solidaridad de Charlene de Mónaco

Por hola.com

A un lado del océano brilla el talento y al otro, la solidaridad. Los causas sociales exigen lo mejor de uno y Charlene de Mónaco se ha esmerado siempre en dar lo mejor de sí. La tradicional gala de los AMREF Flying Doctors, en asociación con la fundación de la Princesa, ha sido una de esas incontables muestras de su incondicional apoyo a África. Su última contribución a la mejora de la salud en el continente negro.

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La princesa Charlene se aplicó a la labor. Los numerosos compromisos de despacho y de representación obligaron a la pareja principesca a separarse esta vez. Alberto de Mónaco había acompañado a su mujer en todas las ediciones pasadas, pero anoche no pudo ser y la Princesa presidió en solitario la cita benéfica. La velada era una de esas que requería de todo el esplendor de la realeza (vestidos y joyas deslumbrantes) para marcarse como merecía y para conseguir la mayor recaudación de fondos.

La princesa Charlene derrochó glamour con tales miras: vistió de bronce y lentejuelas la ocasión con un vestido ajustado a la figura de AKRIS, una de las firmas que más frecuenta en los acontecimientos más señalados (su boda civil, su primer Baile de la Cruz Roja como casados o la noche de ópera en el pasado Día Nacional). La sirena de Mónaco proporcionó su apoyo sin fisuras a AMREF Flying Doctors junto al director de la ONG, Githinji Gitahi; al Consejero de Gobierno de Relaciones Exteriores y Cooperación, Gilles Tonelli; al buzo monegasco Pierre Frolla y su esposa, Mara; a la actriz italiana Caterina Murino, chica Bond en Casino Royale, y al actor italiano Remo Girone. No necesitaba a su marido para brillar.

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