Cómo hacer que el bronceado post-'honeymoon' dure lo más posible

Si te vas de luna de miel en plena temporada de otoño, mantener el bronceado a la vuelta puede convertirse en una 'misión imposible' si no sigues algunos 'tips' para su cuidado

Por hola.com

Playa, playa, playa. Dependiendo de a dónde vayamos de luna de miel, la temporada alta (la que no coincide con un monzón, ni con temperaturas altísimas, ni con meses de frío y lluvia) puede variar de una época del año cuando nos referimos a un destino playero que se encuentra en una zona tropical o en otro hemisferio: si vivimos en Europa, en pleno mes de noviembre podemos irnos a Costa Rica o la RIviera Maya; en febrero, a la isla de Bali. Y en diciembre, a Tailandia. Cuando es invierno en España, es verano en muchos otros sitios, y es por eso que el contraste de temperaturas y climas a la vuelta del viaje de novios haga que el 'bajón', incluido el del morenito que hemos cogido en la playa, sea mucho más radical y más difícil de superar que si nos vamos de vacaciones en verano.

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Aunque la depresión post-vacacional se da en todas las épocas del año sin que podamos hacer mucho por ella más que esperar a que pase la cuesta arriba de la reentré, el bronceado es otro cantar. Prolongarlo en meses de frío, cuando vemos el sol menos a menudo que durante la época estival, no es totalmente una 'misión imposible': hay muchas cosas que puedes hacer para mantenerlo incluso aunque hayas entrado de lleno en el otoño. Vamos a ver algunos tips para su cuidado:

1. Come alimentos con betacarotenos. Los alimentos con caroteno es importante incluirlos en la dieta de forma regular, y muy especialmente durante las vacaciones, ya que actúan como protectores naturales frente a las radiaciones ultravioleta (sin descartar nunca la crema solar con fotoprotección, desde luego), y sirve para unificar el color de la piel al igual que otros alimentos con alto contenido en antioxidantes, vitamina A y fitoquímicos. El betacaroteno muchas veces puede distinguirse a simple vista, ya que caracteriza a los alimentos con pigmentos de colores rojo, amarillo y anaranjado; es decir: tomates, zanahorias, boniatos, albaricoque, mango... Es mejor consumirlos de fuentes naturales y no de suplementos, eso sí, sin pasarse: un consumo excesivo de betacaroteno puede ser contraproducente tanto para el aspecto de la piel como para la salud.

2. Usa una crema solar con un nivel alto de fotoprotección o directamente con pantalla total. Lo más alto que puedas: el moreno depende de la pigmentación natural de la piel, y es completamente independiente del nivel de fotoprotección que utilicemos. No nos ponemos morenas más rápido ni de manera más intensa por usar un fotoprotector bajo. Los daños del sol en la piel, además, son permanentes y acumulativos: si quieres un bronceado bonito, protégete bien del sol, y mantente a la sombra en las horas centrales del día.

3. Utiliza after-sun y crema hidratante cada día durante las vacaciones, y mantén la rutina de hiratacion cuando vuelvas a casa, restando el after-sun y añadiendo una manteca corporal o un aceite. El objetivo es prevenir la desescamación de la piel (y con ella la pérdida literal del bronceado), y mantener la piel jugosa el mayor tiempo posible: tanto las lociones como el consumo regular de agua previenen que la humedad se 'escape' y el bronceado se mantenga por más tiempo. Busca cosméticos con un plus, con ingredientes como el ácido hialurónico, la manteca de karité o las ceramidas, y mantén la rutina de la crema fotoprotectora durante el resto del año, al menos en rostro y manos si vuelves de la luna de miel en pleno invierno.

4. Dale una oportunidad a los colores del armario de verano. Por ejemplo el blanco, que puede llevarse sin problemas en los meses fríos, además de colores primarios (amarillo, rojo y azul) y colores neón, que pueden prolongarse a las manicuras de fantasía para darle un aspecto vibrante al tono de piel en las manos. Desterra los tonos apagados propios de la temporada otoño-invierno como terracotas, óxidos, borgoñas y beis porque se 'comen' en bronceado natural de la piel.

5. Exfolia la piel, pero mucho más suavemente de lo que lo harías durante el resto del año. La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas más superficiales y es lo que permita que la piel 'brille' con luz propia, aunque puede llevarse con ella también parte del bronceado. Lo mismo sucede con algunos métodos de depilación que son agresivos con la piel, como por ejemplo la cera caliente: mientras dure el 'proyecto bronceado' post-honeymoon pásate a otros sistemas como la depilación eléctrica o la cuchilla. El gel de ducha también es conveniente cambiarlo por un aceite de ducha hidratante.

6. No le tengas miedo al autobronceador. Si lo aplicas correctamente no tienen por qué quedar manchas en la piel ni parches en distintos tonos de color. Puedes aprovechar la exfoliación semanal para aplicar este tipo de productos, prestando especial atención a zonas rugosas como codos y rodillas. El autobronceador, además, debe aplicarse en pocas cantidades y con capas muy finas, para no pasarse con el producto: si quieres más color, es mejor sumar más capas finas que abusar con aplicaciones abundantes.