No son pocas las firmas que desde hace muy poquito se han lanzado al diseño nupcial: desde talleres que se especializan en prêt-à-couture como el de Roberto Diz el año pasado, a uno de los estrenos bridal de la temporda, el de Ailanto, una de las firmas más conocidas del ready-to-wear que se presenta en la fashion week de Madrid. Es normal, si se tiene en cuenta que el 10% de las novias del mundo se casa vestida con una firma española. Y que, de esa cifra, la gran mayoría lo hace con un vestido diseñado y producido en Cataluña, donde se encuentran las sedes de Rosa Clará y Pronovias, y también, desde hace veinte años, el taller de los hermanos Iñaki y Aitor Muñoz, de Ailanto.
Dejando a un lado los números y estadísticas que definen la carrerilla que están cogiendo los vestidos de novia made in Spain, una de las razones más potentes para hacer trajes de novia es que, muchas veces, ya incluso en el ready-to-wear, encontramos visos de mujeres tan románticas en las prendas regulares de las firmas que resulta imposible no imaginárselas vestidas de novia. Eso es precisamente lo que le ha pasado a Ailanto: temporada tras temporada, los delicados diseños y estampados de la firma han guardado muchas cosas en común con la delicadeza y cierto aire naif de las nuevas novias, algo que queda patente en esta primera línea nupcial, presentada la semana pasada en Barcelona al mismo tiempo que la Barcelona Bridal Fashion Week.
La primera colección de vestidos de novia de Ailanto se inspira en el universo floral -de ahí que las priemras fotos sean frente a un inmenso mural de flores naturales en color morado y lavanda-, un jardín secreto con notas de wisteria alba, un tipo de flor que crece en racimos en cascada, y se enrosca sobre sí misma siguiendo las agujas del reloj, y que aparece en vestidos volátiles y fluidos en tul de seda, y también de prímula plateada, bordada sobe una base de capitoné; los detalles de la flor de la spirea y el viburmun opulus, que aparece sobre tejidos compactos y monocolores; y las muselinas de algodón sobre bases de jacquards, que dibujan referencias florales a la textura de los digitalis.
Las tonalidades de los diseños se alejan un poco del blanco puro y apuntan hacia el off-white, abarcando una gama que va del blanco roto al crema en una escala monocroma, que al mismo tiempo superpone texturas, y tejidos. Las tendencias: líneas fluidas de inspiración años 20, incluido un drapeado diagonal acompañado de manguita corta en el pecho, espaldas al aire con cut-outs o tirantes cruzados, vestidos camiseros con botones y mangas acabadas en cascadas de volantes.
'READY-TO-WEAR': colección primavera-verano 2016 de Ailanto
