Luis Miguel©Exclusiva ¡HOLA!

Celebrando a Luis Miguel, ¡HOLA¡ recuerda la Exclusiva Mundial de la presentación de su hijo Miguel

Un excepcional reportaje de la exclusiva más esperada de marzo de 2007, en el Luis Miguel y Aracely Arámbula nos presentan al niño que llenó de alegría y felicidad sus vidas

MIGUEL tiene los ojos claros, la piel suave y un remolino de pelo en lo alto de su pequeña cabeza de bebé. Cuando sonríe Miguel, se abre con la suya la sonrisa de su padre, esa que enamora, la misma con la que recibió hace unos meses –exactamente el 19 de abril, el mismo día de su cumpleaños, según nos contó Aracely— la noticia de que pronto se convertiría en padre.

Cuando Miguel llora, lo hace con toda la fuerza de sus pulmones —tiene mucha vitalidad, mucha energía este Miguel—, y entonces hay alguien que dice: 'Este niño salió a su papá'.

Pero llora pocas veces. Dice Luis Miguel que sólo para pedir lo básico.

Aracely lo toma en brazos, lo mece, lo alimenta, lo consiente. Y el padre, a su lado siempre, a veces le canta, porque ha encontrado la manera de cantarle al amor de una forma diferente.

Ahora ve a las mujeres con otros ojos: abiertos de asombro —'las admiro; son unas valientes'—. El tiene a su vera, a la vera de su nueva vida, a una mujer valiente, dulce, optimista y bella, muy bella, con la que compartir este milagro que es Miguel y este sueño hecho realidad de ser, ya para siempre, una familia.

En lo alto de esta casa, que ya pertenece a Miguel, donde ahora uno se encuentra con cunas y coches, biberones y juguetes, nos sentamos a conversar bajo el cielo estrellado. 'Los niños son como las estrellas —dijo Teresa de Calcuta—: nunca hay demasiados'.

Aracely pone al bebé al pecho mientras hablamos. Se hace tarde y a Miguel se le cierran los ojos. Duerme con una paz que nos contagia a todos.

—Háblanos de tu hijo, Luis Miguel.
—Pues qué te puedo decir, que es una bendición. Es algo indescriptible, no se puede explicar con palabras. Hasta que no lo vive uno en carne propia, no lo puede entender.

¿Cómo es posible que venga de ti, de tus entrañas, algo tan íntimo, tan personal, una parte de ti, una extensión tuya?… Y además se ha portado tan bien... Tiene apenas dos meses y es un niño tan bien portado… Se queja tan poquito y nada más para pedir lo necesario.

Sus requerimientos son básicos, y eso nos llena de orgullo. Es una belleza de niño.

—¿Lo viste nacer?
—Estuve cuando nació. Estuve ahí presente en el momento del alumbramiento y fue impactante. Cortar el cordón umbilical fue otra experiencia increíble.

—Pero ¿lo cortaste tú?
—Yo —nos responde orgulloso—. Con el permiso del doctor, pero sí, lo corté yo.

—¿Fuiste tú el primero que lo tomó en brazos?
—Fui el primero, sí. En realidad se lo pasaron en seguida a su mamá, se lo pusieron sobre el pecho, y de ahí me lo dieron a mí. Pero realmente sí fui el primero.

—¿Qué se siente en ese momento hacia la mamá?
—Se siente una gran admiración. Siempre he sentido una gran admiración hacia la mujer, empezando por mi madre. Cuando vives toda la experiencia de tener un hijo, de cómo es todo el proceso, más admiras, más respetas. Yo no sé. Mi admiración es todavía mayor, y el respeto es mayor hacia la mujer después de esta experiencia, porque es increíble por todo lo que pasan ustedes, no sé cómo pueden. La Naturaleza es sabia cuando hace las cosas. De veras, las amo, felicidades, y gracias por darnos estos regalos a los hombres.




ENCONTRÉ A UNA MUJER MARAVILLOSA

—¿Cómo fue que llegó el momento de formar una familia, de tener un
niño?

—Eso fue una necesidad yo creo que de ambos —mira a Aracely—. Yo deseaba tener un hijo, tener un bebé, formar una familia, y…

—¿Encontraste a la mujer indicada?
—Sí. Encontré a una mujer maravillosa.

—¿Qué cualidades tiene Aracely?
—Pues tiene muchísimas cualidades, y entre ellas, ser una gran madre; es una madre ejemplar.

Se levanta un viento que viene del mar, que hace temblar las ramas altas de las palmeras y oscilar la luz de las velas que nos alumbran.

—Parece que hace un poco de frío —dice Luis Miguel—. Ponle el gorrito, no se vaya a enfriar.

Pero el bebé duerme, fue un día muy largo y trabajoso para un bebé de dos meses. Aracely se levanta con su bebé en los brazos.

—Bueno, ya nos vamos.

Se despiden con un beso a tres bandas. Ella está bellísima con su vestido de gasa, y con ese niño que la hace ser aún más dulce.

—¿Ha cumplido ella tus expectativas como madre?
—Más, mucho más. Las ha llevado a otro nivel. De verdad que sí. Como mujer y como madre.

—Eres una persona muy celosa de tu intimidad, Luis Miguel. Pero esta ocasión es especial, ¿verdad?
—Sí, esta es una ocasión especial y única. Y con esto realmente estoy queriendo decir que no creo que exista en un futuro otra oportunidad, otra posibilidad así, porque yo no soy dado a hablar de mi vida personal. Simplemente, esa es mi personalidad, mi forma de ser. Yo soy así. Si únicamente ahora me abro de esta forma es porque es una celebración.

La vida es una celebración, y este bebé es para mí un motivo de satisfacción tan enorme, tan grande, que lo quiero compartir con la gente que me ha seguido durante tantos años a lo largo de mi carrera.

Pero eso no quiere decir que yo empiece a abrirme ahora a mi vida en otros aspectos. No he cambiado. Sigo siendo el mismo, nada más que ahora soy el padre de un hijo y el padre de un bebé bellísimo, y siento la necesidad de compartirlo con mi público, con los fans, con la gente que me quiere.

—Y que no para de enviar felicitaciones…
—Exactamente. Además, aprovecho la ocasión a través de este medio, que es el indicado, para agradecerles tantas muestras de cariño, de apoyo, de afecto.

—Y para el que esté un poco preocupado, dime, ¿cómo crees que afectará el hecho de tener ahora un hijo, una familia, a tu carrera profesional?

—Pues que se despreocupe porque, al contrario, yo creo que esto viene a alimentarme como artista muchísimo. Creo que hay un punto en la vida donde uno tiene que dar este paso porque forma parte de la condición humana. Es muy fácil caer en dedicarse exclusivamente a una carrera y a una vida profesional y que exista un vacío enorme en tu vida personal.

—¿Ha sido ese tu caso? ¿Te has sentido alguna vez solo?
—Claro. Yo creo que, como todos, he tenido momentos de soledad. En mi pasado, desgraciadamente, en mi vida familiar, ha habido mucho dolor. Entonces, trato de pensar en el presente y en el futuro.

CON TODA SU LIBERTAD

—¿Cómo te gustaría que fuera la infancia de tu hijo?
—Me gustaría que fuera como él quisiera que fuera. Con toda su libertad. Lo más bello que se le puede regalar a un ser humano es la libertad. La libertad de ser y la libertad de elegir. Mi hijo tiene, gracias a Dios, muchísimas posibilidades. Es muy afortunado porque puede escoger, puede elegir, y hay que apoyarlo. Yo creo que los padres debemos apoyar a los hijos en lo que quieran ser.

—¿Cuáles son los valores fundamentales que has aprendido a lo largo de tu vida y que quisieras transmitirle a este niño?
—Pues mis valores son la bondad, el desearle bien a la gente, a las personas; prepararlo para lo que venga y, principalmente, que sea un buen ser humano. Que tenga su personalidad, su carácter; que desarrolle el temple, el temperamento. Pero para mí lo más importante es que sea una persona con unos valores humanos increíbles

—¿Tenéis previsto bautizarlo?
—Sí, claro. Claro que sí, cuando haya oportunidad. Cuando nos lo permitan los compromisos de trabajo. Vamos a escoger el lugar ideal para bautizarlo.

—¿Ya sabéis quiénes van a ser los padrinos?
—Estamos ahora viéndolo, pensándolo. Tenemos grandes y entrañables amigos.

—Tendréis que tener muchos niños, entonces, para poderles hacer padrinos a todos.
—Sí —se ríe—. Somos profamilia.

—¿Y os gustaría tener más niños?
—A mí me encantaría, y a Aracely también. Me encantaría que Miguel tuviera una hermanita. Y si es un hermanito, pues bienvenido sea. Pero ojalá fuera una niña y ojalá fueran gemelitas. Tengo esa ilusión. Igual que cuando tuve la ilusión de tenerlo a él, ahora tengo la ilusión, no sé cuándo, de tener unas gemelitas; sería sensacional, me daría mucho gusto.

—Hay quien piensa que tener una familia supone un gran sacrificio…
—Pues yo no lo veo así. Fíjate que nunca lo he visto como un sacrificio, ni como un problema…

TIENE DOBLE NACIONALIDAD

—¿Vais a poder adaptar el bebé a la vida que lleváis normalmente?
—Totalmente.

—Entonces, ¿vais a seguir siendo una familia errante, viajera?
—Pues no. Tengo, afortunadamente, muchos lugares donde vivo, donde se desarrolla mi vida. Yo tengo una carrera que sí exige viajar, pero no necesariamente el niño. Él se adapta bastante bien a nuestras vidas y es así como quiero que sea, para que entienda, para que sepa, que sea un niño de mundo, que sepa igualmente estar en México que en los Estados Unidos, en España, o en cualquier parte del mundo. Que hable varios idiomas… Él tiene doble nacionalidad. Nació en Estados Unidos, en Beverly Hills, en Los Angeles, pero también tiene nacionalidad mexicana.

—¿Tienes pensado hacer una gira próximamente?
—Sí, ahora estoy contento, muy contento, porque pronto iré de gira a España.

—Entonces, no vas a descansar una temporada.
—No. Yo estoy muy bien ahora para regresar a trabajar, y feliz de ir a España. Hacía un tiempo que no iba y ahora voy a poder estar con los fans y con el público de España. Voy a estar allá en abril y mayo, y
me da mucho gusto volverme a reencontrar en vivo con canciones y con un concierto que no pudieron ver porque nada más lo hice en Estados Unidos, en Latinoamérica y en México.

—¿Para cuándo un nuevo disco?

—Será después. Tengo varias opciones, todavía no estoy seguro cuál va a ser el género: pop, bolero, mariachi…, pero pronto entraré en el estudio a grabar.

—¿Habrá alguna canción dedicada a Miguel?
—De hecho, hay canciones que le quedan muy bien a un bebé. Hay canciones de amor que no son tan específicamente de pareja y que describen muy bien el amor de un padre a un hijo. Pero sí, seguramente habrá. De todas formas, dedicado está todo a un hijo. Qué no le vas a dedicar a un bebé de dos mesecillos y que se ha portado tan bien...

UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA
—Por lo visto, eres un padrazo que ayuda con los cuidados del bebé: le das el biberón, le cambias…

¿Es instinto?
—No sé si es instinto, pero, la verdad, me encanta ayudar en lo que puedo y disfruto mucho. Prefiero cambiarle los pañales a mi hijo que hacer muchas otras cosas en mi carrera y en mi trabajo que no sean cantar o la música, que es lo que realmente me gusta. Pero sí creo que soy un padre muy entregado, lo disfruto y de verdad que es una experiencia maravillosa.

—¡Cuántos niños se habrán concebido con la música de Luis Miguel!…
—Exactamente. Y finalmente ya me tocó a mí.

Hay gente que me ha dicho: «Nos conocimos con una canción tuya», o de hecho, se han casado y han tenido hijos con canciones mías. Entonces, entiendo ahora lo que han sentido, y eso me llena de inspiración.

Porque todo eso es un alimento tremendo para el alma y para el espíritu, y estoy seguro de que va a ser algo muy positivo para mi carrera como cantante.

Estoy feliz, feliz de poder compartir esto con ustedes. Que esto sea algo positivo para el que lo vea, para el que lo lea, y que vengan muchos niños detrás de este.

HABLA ARACELY

Dejamos el sol de México a la luz de esta noche de luna y vamos en busca de Aracely. La encontramos junto a la cuna de su hijo, Miguel. Nos sentamos a su lado y tratamos de hablar a media voz para respetar el sueño del bebé.

—En dos años, cómo han cambiado las cosas. Aquí está Miguel, que se ha convertido ya en lo más importante de vuestras vidas. ¿Cómo tomasteis la decisión de ser padres?

—Con mucho amor. Miguel fue un bebé que los dos quisimos, fue un bebé muy planeado. Porque es lo más bello, la consecuencia del amor. Lo necesitábamos tanto, nos hacía tanta falta, que vino a fortalecer más nuestro amor y a llenarnos de cosas bonitas.

—¿Qué viste en Luis Miguel que te hizo desear que fuera el padre de tus hijos?
—Realmente, el buen ser humano que es. Ya en lo más íntimo, fuera del escenario, de lo que la gente conoce, lo que más me convenció es lo sentimental que es, el corazón que tiene. Yo sabía, pensaba, que iba a ser un gran padre, pero ahora confirmo que no me equivoqué, es un gran padre porque lo ha sido en todos estos meses. Se ha portado increíble conmigo durante todo el embarazo, luego estuvo en el parto y está dedicado a su bebé.

—¿Dónde estabais cuando empezaron los dolores?
—Estábamos en casa. En Los Angeles. Fue increíble, en pleno fin de año. Si alguien pensó que fue programado, ya ven que no, porque nadie programa un parto para fin de año. Yo no lo esperaba para ese día. Yo lo esperaba antes de Navidad, y hasta pensé que sería un regalo de Navidad maravilloso para los dos. Pero no, pasó Navidad, pasó dos mil seis…

—Se te haría pesado el final...
—¿Sabes qué?, yo disfrutaba muchísimo cada momento, cada segundo, con mi pancita, sintiéndolo dentro de mí. Lo disfruté tanto, tanto, porque sabía que ese momento ya no vuelve, es único. Podrás volverlo a sentir con otro hijo, pero no con él. Miguel ya nunca más iba a estar en mi panza. Pasaban los días y era divino, pero, de repente, sí, ya llegó el momento en que dices: ‘¿Cuándo?’. Él quiso llegar el día primero, a la una de la tarde, de dos mil siete.

—¿Cómo recuerdas aquel momento?
—Los dolores llegaron en la casa, el domingo treinta y uno, en la noche. Entonces nos fuimos al hospital, brindamos en el hospital y recibimos el año nuevo ahí, con mi familia y con un grupo de gente muy allegada, pero en el momento que iba a ser el parto, cinco minutos antes, mi mamá y mi papá me dieron su bendición y esperaron fuera.

Luis Miguel estuvo dándome su mano, estuvimos agarrados de la mano, emocionados… Cuando nació el bebé, me lo pusieron sobre el pecho y fue maravilloso. Yo deseaba ese momento, y de verdad espero que todas las mujeres lo puedan vivir, porque es una experiencia única dar a luz una vida, formar un ser humano en nueve meses…

—Habría lágrimas de emoción...
—Pues fíjate que no. Yo soy una persona muy sensible, por mi trabajo como actriz, pero en esta ocasión era tanta la felicidad que, aunque es cierto que muchas veces me emocioné durante el embarazo, ahí no. Estaba como impactada.

‘LO RECIBÍ, LO ABRACE Y LO BESÉ’

—¿Qué fue lo primero que te pasó por la cabeza cuando viste a tu hijo?
—Primero lo recibí, lo abracé y lo besé. Después lo llevaron los doctores, y cuando ya lo vi por primera vez con su gorrito y cambiadito, lo miré y pensé: ‘Bueno, es mini-Luis Miguel, es idéntico’. Lo primero que pensé es: ‘Él es mi hijo, nos estamos presentando’. Y luego volteé y le dije al papá: ‘Se parece a ti’. Pesó tres kilos y trescientos quince gramos y midió cincuenta y tres centímetros y medio.

Nació el mismo día que mi abuela, el primero de enero, y aunque ella ya no está aquí, seguro que estaba ayudando desde el cielo a que todo saliera bien.

—¿Qué fue lo primero que te dijo Luis Miguel?
—Nos abrazamos felices y lo primero que dijimos fue: ‘¡Es nuestro hijo!’. Era tanta la felicidad y la alegría, que yo me quedé detenida en el tiempo. Él nació a la una y eran las cinco de la tarde y yo seguía riéndome y muy feliz.

—¿Qué tal te encontraste tras el parto?
—Muy bien. Lo que quería era irme a mi casa, disfrutar de mi bebé. Los primeros días los pasamos en Los Angeles, aunque no estamos en un lugar fijo.

Somos muy viajeros. Incluso durante el embarazo lo hemos sido; fuimos a Rusia, a Nueva York, a muchos lugares…A veces, la gente pensaba que yo estaba encerrada para no mostrar mi embarazo, y no, al contrario, yo estaba viajando por todos lados. Luis Miguel me consintió muchísimo; viajamos los tres, unidos.

—Se te ve totalmente recuperada del embarazo. Estás delgadísima. ¿Cómo hiciste?

—Pues darle pecho al bebé. Estoy feliz dándole pecho porque lo disfruto mucho. Es el momento que más lo siento mío, cuando lo tengo así en los brazos. Además, sé que es un momento que va a pasar y ya nunca más volverá. También procuro comer sano, pero como cada tres horas, igual que el niño. Tengo mi misma talla de siempre, incluso creo que estoy un poco más delgada que antes.

En el embarazo subí sólo once kilos, y cuando nació Miguel bajé nueve, más o menos. Luego perdí esos dos y ahora creo que estoy más delgada que antes.

Todo fue bien. Yo quería parto natural y, gracias a Dios, fue parto natural; no me quedaron estrías… ¡Todo bien!

—Y anímicamente, ¿has notado esa tristeza posparto de la que hablan algunas mamás?
—Mira, yo no puedo estar triste. Sería un pecado estar triste porque tengo el apoyo de Luis Miguel, de mi bebé en casa, de mi familia, de la gente que nos manda buenos deseos. No podría sentirme triste por nada. Miguel me necesita. Entonces, ¡arriba, arriba! Siempre he sido una persona muy optimista, pero ahora más.

LA PRIMERA NOCHE COMO MAMÁ

—Imagino que los primeros días serían agotadores.
—La primera noche fue fenomenal, pero muy intensa. El bebé durmió con nosotros todas las noches del primer mes y había que levantarse cada tres horas. Al mes que cumplió Miguel, llamé a mi madre para que viniera a ayudarme. Mi familia estuvo conmigo en Los Angeles un tiempecito.

Somos una familia muy unida. Nada más somos dos hermanos, y soy una persona muy apegada a mis papás, a mis sobrinos…


Texto: MAMEN SANCHEZ
© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje, aun citando su procedencia

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